La Psicología Perinatal es la rama de la Psicología que se orienta a la prevención, cuidado, acompañamiento y diagnóstico de las familias durante todo el proceso que rodea al nacimiento. Es decir que aborda los procesos psicológicos y emocionales que implican la búsqueda de un embarazo, los tratamientos de reproducción asistida, la concepción, el embarazo, el parto, el posparto, el puerperio, los duelos gestacionales o perinatales y también incluso, cuando hay maternidad y paternidad por adopción.

Pensar en la búsqueda del embarazo, la concepción, el parto e incluso el puerperio nos lleva casi invariablemente a pensar en el aspecto físico, ya que todos estos procesos tienen lugar en el cuerpo de la mujer. Sin embargo, el enfoque perinatal incluye no solamente la mirada biológica, sino que tiene en cuenta los aspectos emocionales, psíquicos, sociales e históricos que atraviesan a la mujer y a su familia.

Desde esta perspectiva, entendemos el embarazo como una crisis vital en la vida de la mujer y también en la de la familia que la rodea. En este período suceden ansiedades, temores, sensaciones, recuerdos, estados anímicos que quizás fuera del embarazo podríamos considerar como patológicos, pero que dentro de este período son saludables y esperables, y cumplen una función específica. 

El parto es un hecho natural y fisiológico en la vida de la mujer, es una experiencia altamente desestructurante. Es un momento en el que está exacerbada toda la parte cerebral que regula lo instintivo, y al igual que cualquier hembra de cualquier otra especie, la mujer necesita intimidad, seguridad, tiempo, privacidad. Por su parte, el bebé al nacer necesita exactamente lo mismo, y el contacto inmediato e ininterrumpido con su madre, lo cual lo ayudará a regularizar todas las otras funciones vitales.

Cuando la experiencia de parto resulta traumática, las mujeres pueden presentar episodios de mucha angustia, ansiedad e irritabilidad, sentimientos de culpa, aislamiento social y pérdida de la capacidad de disfrute. Son experiencias que además suelen aumentar las complicaciones en la lactancia materna y la incidencia de manifestaciones psicopatológicas en el período postparto que alteran la sensibilidad materna, que dificultan la capacidad de maternar y que impactan en la interacción diádica. Aquí es donde el rol del psicólogo es imprescindible ayudando a poner palabras y a resignificar, acompañando y conteniendo a la díada. Incluso un nacimiento por cesárea no tiene por qué ser traumático para la mamá ni para el bebé. Las cesáreas permiten salvar vidas, y pueden y deben ser respetuosas y gozosas. 

Luego del nacimiento para la mujer comienza el puerperio. Se entiende comúnmente por puerperio, el periodo posterior al parto, luego del cual la mujer recupera el estado anterior al embarazo. Si nos centramos en el aspecto físico solamente, este período comprenderá unos 45 días, que es el tiempo que toma a los órganos recuperar su lugar y tamaño anteriores a la gestación. Si tomamos en cuenta los aspectos emocionales y psíquicos, este lapso es muchísimo mayor, abarcando para algunos autores, incluso, todo el segundo año de vida del bebé.

Durante esta etapa, es esperable cierta inestabilidad emocional, ambivalencia en los sentimientos, cansancio físico, agobio por las responsabilidades del nuevo rol, dificultad para compatibilizar la vida anterior y la nueva, cambios en la estructura de la pareja y en los ámbitos familiar, laboral y social. Tener conocimiento acerca de los cuadros psicopatológicos que pueden afectar esta etapa y tener las herramientas para hacer un diagnóstico diferencial es crucial para lograr un abordaje temprano y su correcto tratamiento y para proteger la diada madre-bebé favoreciendo un vínculo temprano saludable. Es importante, a su vez, tener en cuenta que la mayoría de las medicaciones que se prescriben para estos cuadros son perfectamente compatibles con la lactancia materna, y existen muchas alternativas medicamentosas. 

El psicólogo perinatal trabaja en simultáneo con la madre y el niño teniendo en cuenta la importancia del establecimiento de un vínculo saludable, como así también trabaja con el padre o compañero/a y con aquellas personas significativas que rodean a esta díada. Una madre, incluso la madre biológica, debe atravesar un proceso afectivo y psicológico que le permita adoptar a ese hijo. El concepto de maternidad hace alusión al hecho biológico de tener un hijo y es distinto del concepto de maternaje que es aquel que hace referencia a la función materna. Al ser una función puede ser que en algunos casos sea otra persona, diferente a la madre, quien la ejerza. En este sentido, el psicólogo puede intervenir cuando lo considere necesario en aquellos aspectos que favorezcan que el proceso de maternaje se lleve a cabo.

Asimismo, el psicólogo perinatal trabaja junto al equipo de salud, tanto en la especificidad del equipo interdisciplinario como también “cuidando a los que cuidan”.

La interdisciplina es una herramienta que permite pensar en conjunto la complejidad del sujeto y tejer un entramado como contraposición a la fragmentación que produce la especialización dentro del sistema de salud, favoreciendo así una mirada biopsico social del sujeto.

La especificidad que tiene este área de trabajo nos interpela a formarnos y actualizarnos constantemente. Los cambios que se están produciendo en nuestra sociedad y los avances de la ciencia y la medicina nos plantean nuevos desafíos y nos invitan a repensar nuestra teoría y nuestra práctica.

Debemos tener presente que los roles de la mujer y del varón en relación a la maternidad y la paternidad están cambiando en nuestra cultura. Nos encontramos con nuevas configuraciones familiares que abarcan familias ensambladas, familias monoparentales, familias homoparentales y madres solteras por elección entre otras, motivo por el cual, hoy más que nunca debemos entender el “ser padre” y el “ser madre” como funciones que se construyen a lo largo de un proceso. Todo hijo debe ser adoptado por quienes vayan a ejercer ese rol. Los tratamientos de reproducción humana asistida han abierto innumerables interrogantes: la subrogación de vientres, la criopreservación, los embriones que no van a ser transferidos, y otros tantos. 

A su vez, podemos afirmar que nuestra sociedad está comenzando a tomar mayor conciencia de la importancia de que la elección de la mater/paternidad, las gestaciones,  los partos y los nacimientos sean respetados, teniendo en cuenta las necesidades y sentimientos de cada díada, lo que exige cambios profundos en el sistema de salud.

Como integrantes de dicho sistema tenemos la responsabilidad de acompañar estos cambios y se nos vuelve imperioso trabajar con las familias y los profesionales en la prevención y promoción de la salud en el área perinatal.

* Licenciadas en Psicología.