Mientras Rodríguez Larreta celebraba en la apertura de sesiones de la Legislatura el comienzo del ciclo lectivo en la Ciudad de Buenos Aires “con los chicos en las aulas”, los alumnos de dos establecimientos del Polo Mugica, de Retiro, realizaron un acto de “No inicio” de clases porque las obras prometidas no estaban terminadas. Se trata de los niños de la Escuela infantil Nº 5 y de la primaria Bandera Argentina, o Banderita, que fueron trasladados transitoriamente en diciembre pasado a un galpón que pertenece a la familia del ministro de Transporte, Guillermo  Dietrich, que tampoco está en condiciones de albergarlos. 

El gobierno porteño se había comprometido a fines del año pasado a dejar en condiciones el nuevo establecimiento en enero, con la promesa de que construirían un lugar mucho más grande y moderno. Eso no pasó y los alumnos de jardín y primaria se pararon hoy frente al lugar para denunciar el estado de deterioro del edificio, mientras los alumnos de la secundaria Padre Mugica comenzarán a estudiar el lunes próximo en aulas containers dispuestas a pocos metros de su emplazamiento original. 

Además de repudiar que no hayan podido empezar las clases, los docentes denunciaron que el trasfondo del problema es un negocio inmobiliario porque el predio derrumbado y apropiado por el Estado estaba en un lugar privilegiado, cerca de la entrada de la Villa, mientras que el galpón al que enviaron a los alumnos más chicos está “20 cuadras adentro”.

“El único que hizo negocio ahí fue Dietrich, porque la Ciudad le alquila el galpón a él, lo pone en valor con arreglos pagados por la comunidad y de paso hace más amigable una zona conflictiva, lo que aumenta el valor del inmueble”, advirtió a Página/12 Eduardo López, de UTE. “Me parece sumamente significativo que las dos escuelas que derrumbó el GCBA (el Polo Padre Mugica y la escuela Arancibia) son para chicos con bajos recursos o en situación de calle”, agregó el dirigente gremial.