Todos sabíamos de la existencia de las fotos de Sara Facio sobre Perón, las de su vuelta (Ezeiza) y las de su muerte. Pero recién cuando comenzamos a trabajar para su libro antológico nos pusimos a conversar sobre el tema, ya que Sara solo había dado a conocer algunas de estas fotos en la muestra 25 años, que realizó junto a Alicia D’Amico en el Centro Cultural Recoleta, en 1985. En aquel libro-catálogo se publicaron solo siete imágenes de esta serie. Más tarde mostró algunas otras en la retrospectiva realizada en la Fundación OSDE, en 2008.

Cuando empecé a preparar la antología de fotografía que edité en 2012, libro publicado por Ediciones Larrivière, indagué en los archivos de Sara tratando de ver todo lo que produjo a lo largo de su vida. Allí me propuse revalorizar su trabajo menos difundido  y, a mi entender, más representativo: las fotos de Buenos Aires, Buenos Aires y las del peronismo, en las que advertí una veta profundamente interesante. Más allá de los vericuetos de la historia argentina –persecuciones, censuras, resentimientos y marginaciones–, estas imágenes son documentos realmente extraordinarios.

Lo que se conoce de esos acontecimientos que vivimos y sufrimos entre los años 1972 y 1974 (591 días) son imágenes dispersas, de los medios de difusión, de ciertos fotógrafos, que sacaron algunas fotos aisladas. En este sentido me pareció fundamental la existencia de un archivo como el de Sara, en parte realizado con Alicia D’Amico y que, hasta la muestra de sus 25 años con la fotografía, firmaban conjuntamente, sin identificar la autoría de cada imagen.

Fue una sorpresa para mí el volumen y lo sistemático del cuerpo del trabajo; el hecho de que Sara se hubiese propuesto documentar, desde el mismo momento en que retornó Perón a la Argentina, el 17 de noviembre de 1972, y hasta la fecha de su muerte, el 1 de julio de 1974, todos los acontecimientos políticos sucedidos en la Argentina en torno al peronismo. En el libro antológico incorporé un cuerpo suficientemente representativo, como un anticipo de algo que la autora se merecía, un reconocimiento a su labor foto periodística y documental sobre nuestra historia, fuente de reflexión y aprendizaje, algo que los fotógrafos nos debíamos.

Hoy damos a conocer, además, la existencia de los contactos de estas fotografías, que Sara guardó durante décadas, para que ayuden al conjunto de la sociedad a advertir que la imagen fotográfica forma parte de nuestra cultura. De un modo rotundo, concreto, Sara supo interpretar. Porque –no hay que confundirse– no estamos hablando de hechos objetivos. Su mirada sobre los acontecimientos que le tocó vivir interpreta un momento histórico que hoy ponemos a consideración del público para que saque sus propias conclusiones

Creo que para los jóvenes fotógrafos, sobre todo para los que vienen del fotoperiodismo pero buscan una mirada más integral que la de la foto única, esta es una fuente concreta de aprendizaje, de observación. Una reflexión sobre cómo un fotógrafo puede comprometerse con los acontecimientos de su tiempo como un aporte a la historia visual de su país. Por todo eso, respeté estos contactos tal cual me fueron dados por Sara y consideré necesario, en un libro de fotografías blanco y negro, realizar un cuadernillo específico para poder reproducir el color de cada una de esas cartulinas.

Pienso que todo esto forma parte de la historia de la fotografía pero, sobre todo, es parte de la memoria colectiva de nuestro país.

* Fotógrafo y docente. Curador de la muestra Sara Facio. Perón.