La aparición de Hector Escaton en el episodio inicial de Westworld fue en medio de una de las balaceras más de dramáticas y sugerentes que se recuerden en los últimos tiempos. En medio de una versión apocalíptica de “Paint It Black”, el personaje interpretado por Rodrigo Santoro, vestido estrictamente de negro para la ocasión, sembraba el terror con sus secuaces, desenfundaba su rifle, robaba una caja fuerte y se disponía a dar un monólogo escalofriante en el parque temático del Lejano Oeste. “¿Me buscaban? Pues que esto les sirva de lección. La lección es...”. Y ahí nomás le volaban la cabeza de un disparo. Este forajido prototípico había sido diseñado por la compañía Delos como un anfitrión, lo cual equivalía a que los humanos lo despacharan cuando quisieran. Pero este droide, como varios de los “host”, fue encontrando savia en su historia y diálogos trazados como un clisé. “Hector vive un proceso de humanización. En la primera temporada no tenía memoria ni contacto con sus emociones y recuerdos, pero ahora algo ha cambiado”, le dice Rodrigo Santoro a PáginaI12, el encargado de darle vida a este robot en vías de humanizarse. El actor brasileño pasó por un panel especial dedicado a la serie de HBO en la inminente edición de Argentina ComicCon.

La serie, basada en el mismo relato de Michael Crichton que dio pie a una película de culto de los 70, obtuvo una gran respuesta en su primera temporada y se está emitiendo la segunda. Jonathan Nolan, su creador, explicó que uno de sus intereses es el proyectar la historia de los anfitriones, profundizar en el origen de esta nueve especie, lo que comenzó siendo un bucles repetitivo y ahora se expande de manera insospechada. Justamente, el personaje de Santoro es de los más atractivos porque pasó de ser una macchietta descubrir su vitalidad en este espacio. Y vaya si sus one-liners tenían gancho. “No importa cuán sucio sea el negocio, si vas a hacerlo, hazlo bien”, fue una de sus cartas de presentación. “Creo que sólo los verdaderamente salvajes pueden mirar al mundo, y comprenderlo y saber que tanto los dioses como los hombres van a terminar mal. Nadie va a ser salvado”, escribió alguien para él y ahora ese mandato puede ser empleado como una venganza contra sus creadores. Es, por otro lado, el ladero y amante de Maeve, la prostituta ( interpretada por Thandie Newton), una de las primeras en “despertar”, e intentará reencontrarse con su hija robot ayudada por este hombre de acción. “Cuando Maeve le dice que lo necesita para buscar a su hija, le está delegando un poder, le está pidiendo algo, ayuda, y provoca en él una reacción inesperada. En la primera temporada, hubiera sido una respuesta programada en su cerebro; ahora la reacción es otra. Piensa como Hector, en su envase y raciocinio, pero mezclado con nuevas inquietudes”, dice Santoro, que incluso estima que puede haber un Hector en el pasado que aún desconozca la audiencia. 

–El desmadre en la segunda temporada ya está consumado, en ese sentido. ¿Cree que Hector es uno de los mejor preparados para el caos?

–No veo a Hector como un villano que disfrute la maldad. Es un bandido, el más buscado; lo que vimos en la primera temporada fue un arquetipo de este cowboy por fuera de la ley. El caos le estimula claramente porque sabe reaccionar, tiene muchas habilidades. El es de los que sabe qué hacer en este escenario caótico. Pero lo más interesante es que Hector empieza a tener contacto con su propia memoria y a lidiar con sus sentimientos. En su proceso de transformación, poco a poco se está acercando a lo que significa ser un humano.

–¿Cómo fue prepararse para un personaje así, sin nada de lo que asirse, ya que en un principio era un robot que procede a base de un comando?

–Es muy gracioso, no tenía nada en la previa. Y los productores siguen sin decirnos nada. Recibimos los guiones poco antes del rodaje. Entonces la preparación fue sencilla, empecé por el cuerpo. Investigué o que tiene que ver con la tecnología, la inteligencia artificial, como para darle ese carácter duro. El ejercicio más importante, sin embargo, fue otro: como no tenía memoria, pensé lo que es estar en el momento presente, en el ahora,  con los sentidos, gusto, olfato, todo sin más preocupaciones por lo actual.