El detective de fronteras empieza a convertirse en un subgénero dentro de la familia de los policiales. El choque potencial de jurisdicciones, cosmovisiones, idiomas, discriminaciones, otredades, aduanas y misterios que sugiere cualquier límite binacional llevó a la serie hit Bron/Broen (de 2011) a explorar esa problemática hasta convertirla en franquicia, primero con los problemas de frontera entre Suecia y Dinamarca y luego con sucesivas adaptaciones a otros escenarios, como Estados Unidos/México o Francia/Gran Bretaña. Es inevitable empezar por ahí a la hora de llegar al –también nórdico– policial Sorjonen, producción finlandesa de 2017 que puede verse en el menú de Netflix. Sin embargo, pese a partir desde un nudo limítrofe –de hecho, su título “internacional” es Bordertown– y a operar sobre la exótica frontera entre Finlandia y Rusia (¡a buscar el mapa!), Sorjonen cuenta con una carta ganadora, que es su protagonista principal, precisamente el inspector Sorjonen, un detective cerebralmente superdotado, con una capacidad mental con carácter de fenómeno. El personaje que construye el actor finlandés Ville Virtanen es decididamente magnético y con dos caras, justo como una frontera: es frágil y arrollador a la vez, es infalible pero maniático, es invencible pero sufrido. Con una motivación inicial dolorosa –toma el empleo como policía en un pueblo de frontera en busca de horarios flexibles que le permitan pasar más tiempo con su mujer convaleciente–, Sorjonen pronto se descubre ante sus nuevos compañeros de comisaría como una mente literalmente superior. 

La idea de los detectives–genio tiene sus antecedentes en la narración policial, claro. Se puede empezar por el regreso a las fuentes, a “la fuente”, a Sherlock Holmes, con sus cualidades de observación y deducción por encima del promedio y con sus rasgos de tipo solitario, adicto politóxico y sociópata. O bien cerrar el libro, saltar un siglo y encender la tele para dar con el joven inspector Spencer Reid, de la serie de TV Criminal Minds, con su coeficiente intelectual récord y sus doctorados en Matemáticas, Física, Química –y siguen los títulos–, todos obtenidos antes de los 21 años. El inspector Sorjonen es definitivamente un prodigio. Y en esa triple frontera entre Finlandia, Rusia y la mente avasallante del detective, la serie Sorjonen consigue distinguirse rápido por ser oscura, atractiva y sorprendente. PáginaI12 entrevistó a Jyri Kähönen, director de la serie que ya cuenta con una segunda temporada en camino. 

–¿Cómo trabajaron en la composición de un personaje tan extraño y atrayente como el detective Sorjonen?

–Como director me gustaría tomar el crédito, pero la verdad es que se trata de una creación colectiva. El modelo del personaje se establece en el primer episodio, cuando Sorjonen da una conferencia en la comisaría sobre las técnicas de memoria de Daniel Tammet, el famoso escritor y matemático británico. Tammet es capaz de recitar el número Pi con 22514 decimales, es capaz de hacer cálculos enormes en su mente y tiene enormes habilidades lingüísticas. El concibe los números como imágenes y colores, es una de las llamadas “personalidad Savant”, por el síndrome de Savant, que es una forma del Asperger y puede combinar habilidades matemáticas casi sobrehumanas con grandes restricciones en las capacidades interhumanas y sociales. Todo esto fue el punto de partida del personaje de Sorjonen. La idea era trasladar a la investigación criminal una personalidad con esas capacidades. El personaje fue ideado por el productor y guionista principal, Miikko Oikkonen, y luego perfeccionado por el actor que lo interpreta, Ville Virtanen. Ville es un tipo súper sensible y talentoso, fue capaz de aprovechar su propia personalidad en la construcción del personaje. Las instrucciones que le dimos eran llevar al personaje lo más cerca posible de su propio carácter personal. Ville realmente metió al detective Sorjonen bajo su piel y creo que el resultado es un personaje magnífico.

–¿Qué tiene de especial Sorjonen en comparación con otras series policiales?

–Además de lo complejo de este personaje principal, lo que me gusta en particular es la credibilidad, la sensación de carne y hueso que tienen los personajes secundarios. Como director, lo que más me interesa es orientar el drama a partir de los personajes. Mi principal interés no es el método de trabajo del detective, o cómo se resuelve el crimen, sino detenerme en cada personaje involucrado en la trama. Me encanta trabajar con los actores y las actrices y desarrollar sus roles. Mi enfoque es que, cuando el espectador puede ponerse bajo la piel de los personajes, los crímenes y trabajo del detective se vuelven mucho más impactantes. 

–¿Diría que es una serie representativa de Finlandia?

–Creo que, en la superficie, Sorjonen ofrece una visión bastante realista de cómo se ven y se sienten las cosas en Finlandia. Te da una mirada bastante buena sobre la forma de vida finlandesa en general. Por supuesto, los crímenes que retratamos son ficticios y son llevados al extremo de lo que consideramos creíble. El guionista Miikko Oikkonen en realidad es oriundo de Lappeenranta, la ciudad donde se transcurre la serie, así que conoce el ritmo de vida la zona y las personalidades de la población local. La parte oriental de Finlandia, donde se desarrolla la historia, es bastante diferente del resto del país. En general, los fineses son bastante reservados y taciturnos, pero las personas que habitan la parte oriental, conocida como Carelia, son todo lo contrario: son más habladores, espontáneos e íntimos. Entonces, en cierto sentido –casi como un chiste– podríamos decir que son “los latinos de Finlandia”.