“En cada acto adulto la infancia nos vigila”. Recuerde este verso de Raúl González Tuñón antes de leer las cifras difundidas por Unicef y Acnur, e imagínelo escrito debajo de cada una de las admirables ilustraciones que hizo Miguel Rep para la muestra Sueños sin fronteras –exhibición llevada adelante en conjunto con la Misión Permanente de El Salvador en la ONU– y que hace unos días se presentó en el edificio de las Naciones Unidas en Nueva York.

Quizá la cita, esa verdad que ilumina el poema “Los sueños de los niños inventan países”, incite al lector a remirar/repensar estos dibujos de Rep (extrema síntesis para desnudar el corazón del flagelo) que fueron hechos con el objeto de fomentar la toma de conciencia sobre la migración infantil y el desplazamiento forzado en el mundo, en especial, en América Latina y el Caribe. Es decir, sobre la problemática de los niños que se ven obligados a abandonar su tierra (debido a múltiples factores como la pobreza, la violencia, y la falta de oportunidades educativas) y que, durante el viaje, son sometidos a detenciones, discriminación y privación de sus derechos. Porque ya se sabe, la infancia es memoria, y la memoria juzga a quienes olvidan el derecho universal de la niñez.

Dice Unicef y Acnur: “Estamos siendo testigos de los niveles más altos de migración humana y desplazamiento forzado jamás registrados. Casi 50 millones de niños, niñas y adolescentes migrantes han cruzado fronteras o han sido desplazados, dejando atrás sus hogares, en busca de un futuro”. Y agregan: “Cada dos segundos, una persona huye como consecuencia de un conflicto o una persecución. Más de la mitad de los 68,5 millones de personas desplazadas en el mundo son niños, niñas y adolescentes. A finales de 2017, había más de 173.800 niños, niñas y adolescentes no acompañados o separados. Sólo en el continente americano, cerca de 7 millones de migrantes y refugiados tienen menos de 18 años, lo que equivale a una quinta parte del total global”.

 

Debido a esta situación crítica se espera que para diciembre de este año se cumpla el compromiso desarrollado por los Estados miembros de ONU de “proteger a estos niños, niñas y adolescentes contra todas las formas de abuso, abandono, explotación y violencia” y de “asegurar el acceso a los servicios de salud, educación, registro de nacimiento y desarrollo psicosocial acorde con su edad y género, durante todo el ciclo migratorio y a través de las fronteras nacionales”. Por todo ello es que Rep dibujó nueve de las 19 ilustraciones presentadas en la muestra, porque nadie mejor que Rep para hacer hablar a la infancia. Desde siempre su obra escarba e “inventa países”, países posibles y habitables, ya sea a través de los ojos de El Niño Azul, de Auxilio o Lukas. Rep sabe que el dibujo es un pasaporte del alma, y que a través de él se puede derribar todo intento de frontera (incluso la artística). Por eso la Unicef lo eligió para llevar una muestra de su trabajo a la sede la ONU de Nueva York como mascarón de proa de una exhibición de ilustraciones (donde participaron varios artistas latinoamericanos) que relatan “historias de hombres, mujeres, niños, niñas y adolescentes que dejan sus países en busca de nuevas oportunidades, prosperidad, seguridad o reunificación familiar”.

Inaugurada por el Embajador Escalante Hasbún, Representante Permanente de El Salvador, y el Embajador Tore Hattrem, Representante Permanente de Noruega; la Directora Regional de UNICEF para América Latina y el Caribe, María Cristina Perceval; y la directora adjunta de la Oficina de ACNUR en Nueva York, María Stavropoulo, la exposición es “una invitación a trabajar juntos en la protección de los derechos humanos de todos los niños, niñas, adolescentes y sus familias”.

Vía mail el dibujante contó detalles de la experiencia:

“A mí me convoca la Unicef, con quienes trabajo hace más de un año. Con ellos realicé las campañas ´Los 6 Compromisos por las Niñas y Niños Migrantes y Refugiados´, con El Niño Azul, y ´Los 5 Derechos: El Empoderamiento de las Niñas en América Latina y El Caribe, con Auxilio”; también realicé un mural sobre la lucha de las Hermana Mirabal, en Santo Domingo”, cuenta Rep, quien viajó para el montaje de la exposición.

 

“En este caso los dibujos que se exhibieron son una síntesis de mi acompañamiento con dibujos en la obra de teatro Mi Derecho a un Sueño, que se representó en Panamá y en El Salvador. La muestra es una exhibición conjunta con 9 dibujos que aportó la Acnur”.

“Las ilustraciones con las que participé son parte de la iniciativa Mi Derecho a un Sueño, una propuesta cultural de Unicef producida por Untref con el objetivo de promover los derechos de las niñas y niños migrantes y refugiados. Esta obra multidisciplinaria (actuación, danza, música y dibujo) fue presentada en varios países de la región. Es una muestra donde se presentan los problemas y riesgos de la migración de niños, niñas y adolescentes y sus familias; pero también se presentan las soluciones y los derechos”

“El propósito de esta exhibición de arte es el de ayudar a comprender qué es lo que impulsa a los niños y familias de manera desesperada a embarcarse en viajes arriesgados, los peligros que enfrentan al hacerlo y describir la pobreza y el sufrimiento que a menudo aumentan cuando son detenidos y retornados”.

“Los dibujos representan cada fase: salida, el viaje/ruta y el retorno. Todas esas fases generan un riesgo significativo para la vida y el bienestar de los niños y niñas. Mis obras describen el largo e incierto viaje en el que niños y familias corren el riesgo de ser víctimas de los traficantes u otros delincuentes, o perderse en un paso de montaña, o en el desierto mientras intentan evitar a las autoridades. Otros muestran cómo pueden ser detenidos en tránsito o al llegar a sus destinos, solo para ser detenidos y luego devueltos a sus países de origen. Por último, ilustran que cuando los niños y las familias son devueltos, es probable que experimenten una intensificación de los factores que los llevaron a emigrar en primer lugar: violencia, pobreza, falta de oportunidades, estigmatización, exclusión social y desplazamiento interno”.