Lionel Messi estará por lo menos tres semanas alejado de las canchas tras fracturarse ayer el radio del brazo derecho en el encuentro que Barcelona le ganó a Sevilla por 4-2 y con el que retomó el liderazgo en el campeonato español. A los 15 minutos de partido, el rosarino intentó sacarle la pelota al cordobés Franco Vázquez por la espalda y terminó por caer solo al césped con su brazo en mala posición. Los gestos de dolor hicieron evidente que le había sucedido algo de gravedad a quien un rato antes había sumado una asistencia y un gol para el 2-0 tempranero de los catalanes.

Todo el Camp Nou observó en silencio cómo Messi, mareado y con tremendos gestos de dolor, abandonaba el campo de juego para ser atendido a un costado por el médico del club, que le colocó un vendaje en la zona. Una vez de pie, el rosarino encaró directo para el vestuario para la desazón de los hinchas locales, que tenían un ojo puesto en el número diez y otro en el fixture, ya que el próximo miércoles su club recibirá a Inter por la Champions League y el domingo será local en el clásico español frente al alicaído Real Madrid (ver aparte).

Fueron cinco minutos los que Messi se debatió entre regresar o no a la cancha. Cinco minutos en los que poco pudo hacer Sevilla –además de Vázquez, contó con Ever Banega desde el inicio y el ingreso de Gabriel Mercado en la segunda parte–, que llegaba con chances de subirse a la punta del torneo. Pero el elenco andaluz pudo vulnerar a un casi invencible Marc ter Stegen recién sobre el final, algo que sólo sirvió para decorar el resultado. Philippe Coutinho, Luis Suárez e Ivan Rakitic fueron los autores de los otros tantos del Barça, que demostró que le sobran nombres pero quizá no sean suficientes para suplir la ausencia de su capitán.