“En Europa hay un creciente malestar de los sectores medios en relación a la globalización, que se expresa en el avance de las derechas. La Unión Europea enfrenta un conflicto distributivo interno muy fuerte y no va a ceder absolutamente nada en una negociación comercial con el Mercosur”, analizó Mario Cimoli, secretario ejecutivo adjunto de la Cepal. En la misma línea, el experto analiza el ascenso de Trump: “No es una persona que de la noche a la mañana apareció en la cima del poder. Hay fuertes movimientos por debajo que explican esos giros políticos y que apuntan a una mayor cerrazón comercial anti-globalización.”. En este contexto delicado y en algún punto todavía indescifrable para los analistas más formados, la Argentina gobernada por Mauricio Macri junto al Brasil de Jair Bolsonaro buscan profundizar la apertura comercial y entregar porciones del mercado interno bajo el slogan del ingreso al mundo.

“Todos los períodos de mayor intercambio comercial, es decir las sucesivas globalizaciones, tuvieron reflujos. Creo que en la actualidad existe ese riesgo porque quedaron en evidencia fuertes fallas sistémicas. En los países desarrollados, las clases medias pagaron el costo de la globalización y eso está trayendo claras consecuencias políticas. Uno de los ejes de los nuevos programas económicos es el cierre del comercio. La crisis de 2008 aún no se ha resuelto y el tibio crecimiento que se ve a nivel global sigue siendo impulsado por la deuda”, analizó Cimoli, quien anticipó que seguirán en alza los aranceles entre Estados Unidos y China.

La Cepal publicó su documento “Perspectivas del Comercio Internacional de América latina y el Caribe 2018”. Allí se destaca un giro a la baja en las previsiones de crecimiento en 2018/2019 para países desarrollados y especialmente para los emergentes. Con respecto a la Argentina,  destaca que el déficit de cuenta corriente (ingreso y salida de dólares) aumentó del 0,4 por ciento del PIB en 2010 al 5,1 del PIB en 2018. “Durante este año, la salida de capitales y la depreciación cambiaria llevaron a una contracción de importaciones y crecimiento”, indica el informe.

El organismo que depende de Naciones Unidas observa que en América latina se  reinstaló el problema de la restricción externa, la insuficiencia de dólares para abastecer el consumo y la inversión de importados en un marco de estabilidad cambiaria. Sin embargo, el gobierno de Macri, en línea con el análisis económico del FMI y de la ortodoxia brasileña, plantea que el problema es el déficit fiscal. “En este mundo, ¿qué estrategia tienen que adoptar los países de nuestra región?”, se pregunta Cimoli. El experto esboza varias ideas que se contraponen con el rumbo del gobierno de Mauricio Macri y de lo que promete hacer Bolsonaro en Brasil. “En primer lugar, es un error de política económica si la región no mira hacia la región misma, porque el comercio intra-regional es el de mejor calidad, que contiene mayor cantidad de bienes industriales. Es más, hay que incentivar mucho más la integración regional. Pero no sólo a nivel aranceles sino también en términos de protección de datos, coordinación en comercio electrónico, transporte y logística, para que sea mucho más fácil el comercio transfronterizo. Esto es indispensable, porque cada uno de nuestros países no cuenta con un mercado lo suficientemente amplio, pero juntos sí”, dijo Cimoli.

En relación a las recientes declaraciones de Paulo Guedes acerca de la escasa relevancia que Bolsonaro dará al Mercosur, Cimoli planteó que “el nuevo gobierno puede decir lo que quiera, pero el Mercosur es una realidad. La integración ya es un hecho, hay cadenas productivas asociadas, como sucede en México y Estados Unidos a pesar de Trump”.