La textil Eyelit cerró ayer su fábrica de Catamarca, dejando a más de medio centenar de empleados en la calle. Es una víctima más del cóctel de altas tasas de interés, caída del mercado interno y apertura de las importaciones que castiga con más dureza a sectores intensivos en mano de obra, como el textil y marroquinero. Los trabajadores de Eyelit, una firma pionera en los noventa por publicitar su ropa interior para hombre en televisión, habían sido obligados a tomar vacaciones adelantadas por la retracción de las ventas. Antes de que se reincorporaran, los 58 empleados recibieron un telegrama de despido que argumentaba la decisión en “razones de reorganización, costos y reconversión productiva”. “Nos vemos en la obligación de proceder al cierre del establecimiento”, señala el texto que recibieron hasta el sereno de la planta. El Gobierno anunciará hoy un paquete de medidas para el sector textil, entre las que se destaca la posibilidad de realizar menores aportes patronales para el caso de pequeñas y medianas empresas. Los ex empleados mantienen un acampe en la puerta del lugar porque la empresa les ofrece sólo un 30 por ciento de la indemnización.

 Catamarca es una de las provincias más afectadas por el cierre de empresas en su parque industrial El Pantanillo, que se va apagando con el transcurso de los meses. Las instalaciones de El Pantanillo supieron albergar las desaparecidas fábricas de Calzados Catamarca, Yersiplast y Alpargatas, entre otras. Esta última también cerró sus instalaciones en Santa Rosa (La Pampa) y despidió a 500 empleados. Después del cierre de las plantas de Alpargatas, de Calzados Catamarca y de Yersiplast, entre otras, le tocó el turno de bajar la persiana a la empresa textil Eyelit, que dejó en la calle a 58 trabajadores. 

 A medida que se iban notificando, los trabajadores, algunos con 35 años de antigüedad, fueron improvisando un campamento en reclamo por el pago del 100 por ciento de la indemnización que les corresponde. La empresa les ofrece pagarle el 30 por ciento. Los 58 trabajadores tenían vacaciones adelantadas hasta el 27 de este mes. Ante la Dirección de Inspección Laboral, el 11 de octubre la empresa se había comprometido a no despedir a nadie. Un mes después, el 12 de noviembre, comunicó a sus trabajadores el “cierre del establecimiento y el cese de actividades”. Productos Eyelit tiene dos plantas, la de Sumalao, en Catamarca, y la de Caseros, en el Gran Buenos Aires, donde se realiza la logística de producción y distribución.

 “La empresa está muy golpeada, como todas, por la apertura de la importación y la caída del consumo interno. Pero en el caso de Eyelit, se trata de una firma que hace un producto terminado que coloca a grandes superficies (cadenas de hipermercados y centros comerciales), las cuales pagan la producción con una tasa de descuento. Esto hace que no tengas un flujo de ingresos para mantenerte en pie”, explicó a este diario Marco Meloni, el vicepresidente de IPA (Industriales Pymes Argentinos) y vicepresidente de la Fundación ProTejer. 

 El directivo aseguró que “las empresas no llegan a marzo sin una moratoria fiscal y planes de pago que les dé aire para poder invertir”. “¿De qué sirve producir barato si no le podés vender a nadie?”, agregó Meloni, quien confirmó que, pese al uso de las licencias no automáticas, desde que asumió Cambiemos la importación de textiles terminados creció en un 130 por ciento. Según el Indec, en septiembre la actividad manufacturera se retrajo un 11,5 por ciento respecto de igual mes del año pasado. La industria textil presentó la caída más abrupta, con un rojo de 24,6 por ciento interanual, y profundizó así la trayectoria contractiva que tuvo a lo largo de todo el año.

 Desde el sector le acercaron al ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, una serie de medidas que necesitan las empresas del sector para evitar su desaparición. Sin diálogo previo con las empresas, hoy se realizará a las 15 un acto –no se confirmó el lugar– para anunciar medidas para pymes textiles. Una en la que habría acuerdo es exceptuar del pago de aportes patronales los salarios hasta el monto de 12.000 pesos por mes. El punto más esperado por los industriales pymes es un tratamiento impositivo que les dé un respiro.