“Lo esperábamos”, señaló uno de los funcionarios del Gobierno que monitorea particularmente el Poder Judicial. La citación del padre y del hermano del presidente Mauricio Macri tuvo un impacto indisimulable en la Rosada. Pero, aún así, hicieron la prueba de disimular: “Lo tomamos bien. Se sabe que Mauricio no es Franco”, indicó un ministro a este diario. Otros consiglieri del presidente, como el jefe de asesores José Torello, aprovecharon para señalar que la causa de las fotocopias de los cuadernos no es controlada por el Gobierno. No obstante, en el oficialismo volvieron a surgir las hipótesis conspirativas que ligan el derrotero de la causa a Sergio Massa. 

Concretamente, un sector del Gobierno que camina los tribunales ven detrás de esto al ex presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti, y al consultor Guillermo Seita, quien trabaja para Massa y el grupo de peronistas alternativos. Ya habían señalado esa hipótesis conspirativa cuando fue citado en la causa el primo del presidente Angelo Calcaterra. Una maniobra bien coordinada entre medios de comunicación y el poder judicial, no obstante, alejó a ese empresario de la causa de los cuadernos.

Macri, en ese momento, hizo silencio primero y luego tomó distancia de su primo, que había admitido pagos al kirchnerismo bajo el pretexto de la extorsión: “Un Estado transparente que esté al servicio de las personas es algo fundamental para combatir y prevenir la corrupción”, fue la frase que eligió en ese momento para señalar la distancia que lo separaba, pese a que Macri también formó parte del directorio familiar.

Quien lo ayudó en ese momento fue una aliada de la que hoy está distanciado: Elisa Carrió. La líder de la Coalición Cívica dijo entonces: “Lo que está pasando representa un cambio enorme en la Argentina, empresarios cercanos al Presidente se presentan en la Justicia. No hay impunidad para nadie. Este es el acuerdo para fundar Cambiemos que hicimos Macri y yo”. Hoy, Macri y Carrió tienen cortadas las comunicaciones luego de que la aliada oficial sostuviera que el presidente la decepcionó en la lucha contra la corrupción y reveló que no le atendía el teléfono. En contraataque, en los últimos días el macrismo difundió que ahora es Macri el que no tiene interés en hablar con Carrió. Aunque el retorno de su familia al centro de la escena y a una causa por presuntas coimas podría implicar que el mandatario necesite los servicios de su aliada anticorrupción.

Uno por uno, los referentes macristas que asistieron al encuentro del Consejo Directivo Nacional del PRO se mostraron sorprendidos por el fallo ante los periodistas que los consultaban. “Sinceramente me estoy enterando  por ustedes. No tengo opinión”, respondió el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta. “Son decisiones de la Justicia. No lo tenía en mi radar. No sabía que podía suceder”, afirmó la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Sin embargo, en otros ministerios aseguraron que estaban esperando esa resolución.

Torello, uno de los que integra la mesa judicial que asesora a Macri junto con Fabián Rodríguez Simón, también dejó su opinión sobre el fallo: “Me sorprende”, dijo. Y aprovechó para alejar la idea de que el Gobierno es el que maneja la causa de los cuadernos: “Si está citando así, evidentemente… hoy nosotros no tenemos ninguna injerencia en la Justicia, y lo que estamos haciendo es nombrando a los mejores jueces y removiendo a los malos jueces”, aseguró Torello. 

Luego vinieron todos los intentos oficiales por disimular que se trata de una decisión que recuerda temas molestos para el presidente: por caso, que proviene del sector empresario que hacía negocios con el Estado, que el holding familiar está involucrado en los peajes, uno de los sectores señalados en la causa que instruye el juez Claudio Bonadio. Y particularmente que están acusados de pagar al Gobierno kirchnerista para mantener la concesión de Autopistas del Sol. Entre las respuestas ocasionales a la prensa, sostuvieron que el fallo no tenía impacto en el Gobierno, que estaban tranquilos, que lo tomaron bien. Todas frases de ocasión. 

El retorno del holding familiar al centro de la escena recuerda uno de los peores momentos de la imagen presidencial: cuando quedó expuesto por la deuda del Grupo Macri con el Correo Argentino. En ese caso, luego de varios intentos de explicaciones a la sociedad, el Gobierno consiguió planchar la causa (y la deuda sigue sin pagarse). Pero tuvo que salir a decir algo. Macri, por el momento, no parece dispuesto a hablar de la citación a Franco y a Gianfranco Macri, aunque si sigue cobrando trascendencia no le quedará otra opción que enviar algún tipo de mensaje. Si Jaime Durán Barba no está trabajando ya en esto, lo estará pronto.