Ella, que durante muchos años narró las violencias machistas frente a las cámaras, también dice basta. “Siempre recibíamos invitaciones desubicadas, menosprecio a nuestro trabajo o burlas por ser mujer. En el ambiente artístico había muchos hombres que pensaban que como mujeres no estábamos capacitadas para hacer una nota”, cuenta Ivana Freitag, periodista de espectáculos desde hace 15 años. Antes cubrió desde deportes hasta policiales. Siempre tuvo perfil bajo pero atravesó una situación donde se sintió violentada por el Chaqueño Palavecino y su descargo fue una bisagra en el periodismo cordobés. 

Cuando las cámaras del móvil de Canal 10 enfocaron a Ivana, ella le acercó el micrófono para comenzar la nota y el cantante salteño lo primero que hizo fue lanzar un comentario machista sobre un tatuaje que ella tiene en la espalda.  “No hay camas que no he recorrido”, dijo el Chaqueño mientras miraba a la periodista de manera irrespetuosa. Detrás, otros artistas se rieron de la situación y el móvil en vivo continuó como si nada hubiera pasado. 

Después Ivana reflexionó sobre lo que había sucedido: “Si en estos días me mantuve en silencio fue porque siento una profunda pena, tristeza, angustia por haber sido víctima de dichos sexistas y machistas por parte de un entrevistado, una acción que repudio desde lo más profundo de mi corazón y mi ser”. El escrito empieza con una frase que después se volverá acción colectiva: “Hoy tomo la palabra”. Este grito luego se replicará porque la violencia machista en los medios también la padecen las periodistas. 

Por eso, el sábado pasado las periodistas cordobesas que cubren las temporadas de verano en Carlos Paz se manifestaron contra la violencia machista en los medios. Fue frente al reloj Cucú, un símbolo turístico en una de las ciudades centrales del país que aloja a artistas y figuras del espectáculo cada año.

La frase que abrazó aquella tarde a las mujeres fue “Ahora hablamos nosotras”, un juego de palabras que representa el silencio al que no queremos volver y refleja la potencia de una voz colectiva porque los relatos de la violencia machista ya no son individuales. Como una forma también de erradicar los micromachismos y así desarmar la cultura de la violación que empieza con los acosos y se incrementa con los abusos.

Las periodistas se encontraron en medio de la peatonal de Carlos Paz y leyeron un texto político. A través de un megáfono sus voces se replicaron en la calle: “Es necesario desterrar las innumerables muestras de micromachismos naturalizados sobre nuestro cuerpo, nuestra vestimenta y hasta nuestra capacidad intelectual, todo esto nos ha puesto en un escenario de sobreexposición, que convierte muchas situaciones laborales en situaciones de violencia”.

“Las comunicadoras de prensa nunca hablamos porque siempre somos las encargadas de llevar adelante las denuncias de la sociedad por hechos de femicidios, por hechos de violencia de género, por distintas situaciones que tienen que ver con el machismo de quienes se resisten a cambiar. Nosotras nos quedábamos calladas pero hay situaciones machistas que ya no vamos a tolerar más en nuestro trabajo, ya sea por parte de compañeros o con los entrevistados. Entonces dijimos basta, ahora hablamos nosotras”, dice Ivana a Las12.

NOS PASA A TODAS

A partir de la situación que atravesó Ivana, el Círculo Sindical de la Prensa y la Comunicación (Cispren) de Córdoba elaboró un protocolo para abordar la violencia machista que atraviesa a las mujeres periodistas. Se trata de una iniciativa que impulsa una comisión tripartita que integra el Ministerio de Trabajo, el gremio y representantes de los medios de comunicación. Tras un cuarto intermedio, en febrero se retomarán las reuniones y esperan que las voces de las periodistas también estén alrededor de la mesa.

“El protocolo está pensado para que las trabajadoras tengan más herramientas cuando existe una actitud de violencia de género y estén haciendo una nota. Para el Cispren es fundamental que exista porque es una manera de tener una reglamentación clara que les dé seguridad a las trabajadoras cuando hacen coberturas. Es para que se sientan seguras de que no van a perder sus puestos de trabajo ni van a ser sancionadas ni van a tener represalias cuando deciden no continuar con una nota porque se sienten violentadas por su condición de género”, explica Mariana Mandakovic, secretaria general del gremio.

Lo que le pasa a una, nos pasa a todas. La violencia machista nos rodea, y la manera que encontramos de romper el círculo que nos quiere quietas o silenciosas es con nuestra voz que diversifica y potencia el feminismo, ese movimiento que nos enseñó que estamos para nosotras.