Fue la abandera feminista de la Coalición Cívica, pero rompió con Elisa Carrió por su alianza con Mauricio Macri. Fernanda Gil Lozano llegó después al Parlasur en la boleta del Frente Renovador pero se alejó del massismo por la fallida experiencia política de “la ancha avenida del medio”. Desde su banca pelea por la libertad de Milagro Sala, cuyo encarcelamiento considera como “el primer avasallamiento del poder político que la gestión de Cambiemos llevó después a gran escala”. “Con la experiencia que uno tiene con el macrismo, me doy cuenta que uno se hace kirchnerista o al menos lo parecés”, dice en diálogo con PáginaI12 y aclara: “nunca fui kirchnerista” pero considera “una estupidez y obcecado” ponerlo como límite en el armado de un frente opositor.   

–¿Es un momento complicado para el Parlasur por las políticas que adoptaron algunos presidentes sobre la integración regional?

–Sí. El Mercosur, como buen hijo de los noventa, siempre tuvo una preocupación más aduanera. El Parlasur venía a compensar parte de la balanza con la integración de los pueblos. Y nosotros, siguiendo el modelo europeo, en lo que más intentamos trabajar es en la integración regional. Y hay posturas de países de realizar acuerdos bilaterales y no negociar más como región, que era una de las fortalezas del Mercosur.

–Desde su paso por el Congreso hasta hoy en el Parlasur, ha dejado atrás varias de las experiencias políticas de la que fue parte. ¿Por qué?

–De la Coalición Cívica me fui porque vi como inminente la alianza con Macri. Los empresarios para mí siempre fueron un límite, deberían estar fuera de la política. El país no es una empresa y yo viví al macrismo en la Ciudad de Buenos Aires, donde destrozaron todas las cuestiones interesantes que tenía. Traté de pelear desde adentro pero me di cuenta que Carrió estaba muy convencida, a pesar que había dicho que su límite era Macri.

–También se fue del Frente Renovador…

–Pero ahí no sola. En la Ciudad comencé a trabajar con el partido de Alberto Fernández, donde nos encontramos con problemas dentro del Frente Renovador. Creo que “la ancha avenida del medio” fue una propuesta fallida y no respondía a las necesidades de la gente. Nos fuimos corriendo y armando un núcleo más peronista, aunque yo no lo soy. Siempre me definí como feminista y trabajé siempre por los derechos de las mujeres, contra la trata de personas, temas sociales, donde siempre tuve mucho contacto con el peronismo. Un peronismo más de izquierda, pero a través del Partido del Trabajo y la Equidad me acerqué a sectores del sindicalismo. 

–Además es muy activa contra el encarcelamiento de Milagro Sala.

–Haber puesto presa a Milagro fue un avasallamiento del Poder Ejecutivo sobre las leyes, que Cambiemos llevó después a gran escala. La pusieron presa por la protesta social y después vinieron las causas armadas. Es una justicia muy desacreditada y un poder político que no tiene límites.

–Ustedes impulsan un frente antimacrista, ¿a qué sectores debe abarcar?

–Adentro de ese espacio tendrían que estar todos aquellos que todavía creen en el Estado-Nación, en la Patria y que tenemos que ocupar un lugar en el mundo que nos convenga. La globalización como un proceso de mercado, es un muy mezquino y tenemos todas las de perder. La variable más importante es la región: el mundo negocia lo que va a pasar de acá a 50 años de región a región. Lo que pido a la oposición es que deponga un tema personalista y tengamos la capacidad de construir ejes de acción, un programa que le de entidad a la oposición. Mucha gente se opone a esto, pero no queremos algo parecido. Queremos producción, inclusión social para los abuelos, los chicos, los que menos tienen. La democracia tiene una deuda con la pobreza, siempre oscilamos entre un 25 o 30 por ciento de gente que está por afuera del sistema. 

–Estas propuesta también las levanta parte del peronismo y del progresismo que ponen como límite de la unidad al kirchnerismo. ¿Qué opina?

–Es una estupidez. Lo dice alguien que nunca fue kirchnerista: cada vez que Cristina iba al Congreso yo me levantaba y le preguntaba a los gritos por las víctimas de trata. He sido muy crítica. Pero después de la experiencia que uno tiene con el macrismo, me doy cuenta que uno se hace kirchnerista, o al menos parecés. Con Néstor Kirchner hubo una concertación y un esfuerzo muy grande porque el peronismo fuera un movimiento de inclusión de distintas propuestas políticas. Alrededor de la producción, la integración regional, nuestra mirada hacia el mundo. Lo que no pude ver del kirchnerismo en ese momento, y tuve que hacer todo un recorrido, hoy lo valoro.

Bernardino Avila