Cada día de la semana Leandro Colombo se toma el subte en la estación Callao de la línea B para ir a su trabajo. Sin embargo el 26 de junio pasado un policía se le acercó e interrumpió su rutina: “Me pregunta si alguna vez me habían detenido, me pide documentos y me comenta que había saltado un alerta en el nuevo sistema de reconocimiento facial”, cuenta Leandro, quien casualmente se desempeña en el área de sistemas. “Asumí que era un falso positivo, pero menuda sorpresa me llevé cuando el oficial me muestra la alerta con la foto de mi DNI. ‘¡Estoy cagado! Alto garrón me voy a comer’ Pensé”.

El oficial empieza a modular con la jefa del servicio, quien le pide otro documento. Colombo exhibe su registro de conductor y entonces comienza la segunda fase del procedimiento: la derivación hacia el juez. El sistema de reconocimiento facial lo había señalado como un prófugo del año 2002 por robo a mano armada. “Tres veces llamó el oficial al juzgado, y las tres veces le dijeron que llamara en quince minutos. Así pasó casi una hora. Mientras tanto, yo hablaba con los oficiales tratando de demostrar que yo… era yo”, evoca Leandro, quien entonces fue llevado a una comisaría.

“Los oficiales se ponen a averiguar qué tenían que hacer exactamente”, explica Colombo, graficando el desconcierto de los propios policías, para quienes –a esa altura- “era evidente que había sido un error en la carga (de datos)”. De todos modos lo llevan a la zona de calabozos para tomarle fotos y las huellas digitales. Y luego vuelven a la estación de subte donde había sido detenido para buscar dos testigos que firmaran el acta. “El buscado era alguien con una causa del 2002 por robo a mano armada. Evidentemente en la causa o en el “infalible” nuevo sistema lo cargaron con mi número de DNI, aunque con otro nombre, apellido y fecha de nacimiento”.

Después de más de tres horas, Colombo fue liberado. “El sistema es una bosta:

“Me hizo perder más de tres horas de mi vida”, protesta Leandro con comprensible indignación. “El sistema es una bosta: no le facilita la búsqueda a los oficiales, tiene una interfaz poco amigable y un simple error trae una gran complicación. Mi alerta había saltado cuatro veces y, aparentemente, los comisarios tendrían un bono por productividad, aunque el mismo no se vería afectado por este tipo de errores”. A pesar del terrible momento, Colombo cree que tuvo “suerte”: “Me pasó a media tarde y el juzgado actuó rápido. De todos modos la causa del prófugo es de 2002 y yo tengo el registro (de conducir) de 2017, trámite en el cuál tenés que sacar un certificado de antecedentes penales… al pedo”.

Según el abogado Federico Efron, Coordinador de Litigio del CELS y uno de los principales investigadores de este mecanismo, “desde un primer momento el Gobierno de la Ciudad habló de un sistema probado con un éxito del 93 por ciento, lo cuál nos parece inverosímil porque no conocemos ninguno en el mundo que haya arrojado este tipo de resultados. Además nunca compartieron ni el proceso de medición ni la metodología que utilizaron”.

Para Efron es sintomático del bajo nivel de asertividad del sistema el hecho de que los jueces liberen a los capturaron “con mucha inmediatez” (tal como narró el propio Colombo líneas atrás). “La búsqueda de prófugos está conceptualmente bien, pero la cuestión es cómo se conformó esa lista que se utiliza como base para emitir las alertas de reconocimiento facial”, amplía el abogado. “Hay algunas causas muy leves, pedidos de captura por no presentarse a declarar o hechos que prescribieron. El software tiene muchos problemas y la implementación es defectuosa”.

Todo esto redunda en una mala utilización de los recursos del Estado. “Uno de los problemas estructurales del sistema de justicia es la demora de todos los trámites, y acá justamente estamos profundizando eso al afectar policías y jueces en la detención de alguien que no es quien se busca”. Además, para Efron la implementación tiene un sesgo casi clasista, ya que sólo se busca a prófugos en medios de transporte público. “¿Qué pasa con los que no usan trenes ni subtes?”, se pregunta.