“Un dólar para Argentina”, fue el editorial del diario de finanzas estadounidense The Wall Street Journal. El periódico perteneciente al grupo de multimedios del republicano de derecha Rupert Murdoch (propietario también del influyente Fox News), propone a Mauricio Macri eliminar el peso y sustituirlo por la moneda norteamericana. Según los editores, la dolarización eliminaría “el riesgo moral de los rescates de bancos centrales al sistema bancario” convirtiendo a “mercados de capitales internacionales” en prestamistas de última instancia. Por otro lado, permitiría preservar a los ahorristas, alejando el fantasma de un “corralito” y permitiendo que giren sus depósitos al exterior libremente. El costo de perder la capacidad de crear moneda en forma autónoma es visto como un beneficio, ya que le quitaría a los peronistas la posibilidad de “financiar su populismo” mediante el “impuesto inflacionario”.

La idea de que la dolarización reemplazaría al Banco Central por los “mercados internacionales” como prestamista de última instancia, roza el disparate para una economía que tiene cerrados los mercados voluntarios de crédito y carecería, por lo tanto, de prestamista de última instancia. La eliminación del peso y su reemplazo por el dólar no reabriría los mercados de crédito, ya que no incrementa la capacidad de la economía argentina de obtener divisas con que repagar sus deudas, por lo que no disminuye el riesgo de una cesación de pagos.

La ausencia de prestamista de última instancia acentuaría aún más el riesgo de un colapso del sistema bancario argentino y la posibilidad de un corralito, ya que al riesgo de no poder cubrir el retiro de depósitos en dólares se sumaría la imposibilidad de un auxilio del Central para cubrir el retiro de depósitos hoy en moneda local, que deberían ser cubiertos a valor dólar. Recordemos que la sustitución del circulante de pesos por dólares no implica que todos los depósitos pasan a estar respaldados por reservas. La experiencia de la crisis de la convertibilidad ya demostró que el dinero bancario excede a la base monetaria dolarizada. De esa manera, un retiro masivo de depósitos del sector privado, que hoy alcanzan casi 70.000 millones de dólares (el 60 por ciento actualmente en moneda nacional pasaría a ser en moneda extranjera si se dolariza), dejaría al Banco Central sin reservas, conduciría a la quiebra del sistema bancario y evaporaría los ahorros de los argentinos.

Por último, la eliminación del peso limitaría seriamente la capacidad de instrumentar una política expansiva que genere una recuperación del poder de consumo de la población, las ventas empresariales, la producción y el empleo. La escasez de dólares en una economía dolarizada implicaría la ausencia de financiamiento al sector público y privado, institucionalizando el ajuste contractivo que viene soportando la Argentina desde el acuerdo con el FMI. Tal vez ese reaseguro contra el “populismo” es el que busquen los editores del Wall Street Journal, perpetuando por la vía de un arreglo monetario el programa económico que la mayoría de la población rechazó en las urnas.

@AndresAsiain