Para el escritor, el premio permitirá que el mundo conozca mejor la literatura de su Nicaragua natal, cuna de otros grandes como Rubén Darío, Ernesto Cardenal, Carlos Martínez Rivas, Ana Ilce Gómez, Gioconda Belli y Claribel Alegría, quien esta misma semana recibió el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.

"La literatura nicaragüense gana una ventana y yo, desde el podio al que subo, tendré mejor oportunidad de hacer visible nuestra propia literatura, y sobre todo, la de los jóvenes", resaltó Ramírez, quien no ocultó su felicidad por haber ganado el Premio Cervantes 2017.

Señaló que la posibilidad de ganar el galardón no lo distrajo, ni siquiera cuando supo que estaba en la "lista corta", junto con la poeta uruguaya Ida Vitale y el bardo venezolano Rafael Cadenas. "Yo con los premios literarios siempre he tenido el cuidado de gozarlos cuando me los dan y no sufrir cuando no me los dan (...) Hoy me toca disfrutar", sostuvo el escritor, ganador de múltiples reconocimientos, entre ellos el Premio Internacional de Novela Alfaguara (1998), Premio Iberoamericano de Letras José Donoso, y Premio Carlos Fuentes a la Creación Literaria en Idioma Español.

"Este es un día memorable para mí, ha cambiado mi rutina, yo debería estar escribiendo ahorita, encerrado en ese estudio", afirmó el autor, quien considera que una obra literaria se consigue con horas de trabajo escribiendo. Ese es el oficio al que ha dedicado dos tercios de sus 75 años de vida, que incluyeron 5 como vicepresidente de Nicaragua durante la primera etapa del Gobierno sandinista en la década de 1980.

En lo que se puede reconocer como el momento cumbre de su carrera, Ramírez no se olvida del adolescente de mediados del siglo pasado que se dedicó a la narrativa cuando todos eran poetas, aunque reconoce que lee poesía antes de escribir, porque la prosa necesita ritmo, música y decadencia.

Luego de conquistar el codiciado Cervantes, Ramírez anunció que su más reciente anhelo supera cualquier premio: "Aspiro a escribir una siguiente novela y seguir escribiendo, mi aspiración es la escritura".

Mientras tanto, insiste en su responsabilidad de mostrar al mundo la literatura de Nicaragua, y del resto de Centroamérica. 

Tras siete votaciones y más de tres horas, el jurado del Premio Cervantes concedió el premio a Ramírez "por aunar en su obra la narración y la poesía y el rigor del observador y el actor, así como por reflejar la viveza de la vida cotidiana convirtiendo la realidad en una obra de arte, todo ello con especial altura literaria y en pluralidad de géneros, como el cuento, la novela y el columnismo periodístico".