“Si querés vernos desnudos, tenés que comprar el disco”, comenta con una sonrisa pícara Martín Avati, mientras mira cómplice a su hermana Marilyn. Esbeltos, histriónicos y talentosos, los dos hermanos más sensuales de la escena se divierten jugando con la ambigüedad: entre la ternura familiar más inocente y las fantasías incestuosas, para la tapa de su nuevo simple virtual se desnudaron en Agronomía y se mancharon de sangre como si fueran dos bebés recién nacidos. Todo sea por homenajear a Claudia, su madre y acaso principal influencia.

Desde sus inicios, hace una década, La ciudad bajo la niebla siempre tuvo una simpática intención beatlesca (Son tan Beatle es un tema de su primer disco, de 2008), además con la idea de potenciar el paradigma psicodélico de los ingleses. Martín: “Me sentí muy cómodo sacándome las fotos desnudo con mi hermana”, admite. Y sin más canta la letra de Oh madre, una cumbia nueva: “Madre joven responsable de sus dos cachorros lobos / los trata bien, los trata bien / preparada para matar si hace falta / los trata bien, los trata bien”. Reconoce Martín: “La verdad es que uno no se sienta a escribirle un tema a su mamá, pero me cayó del cielo. Si no me daría vergüenza”.

Desde el lado soleado y luminoso de la psicodelia, sus tres discos ofrecen canciones perfectas, exóticas y frescas. La banda se completa con Damián Bustos en batería, Gilda Guichenduk en cello, Agustín Oscar en bajo y Tomás Hepner en sintetizador, quienes por estos días están presentando la versión orquestal de En el tiempo de los ciegos, su último disco. “La banda siempre perduró a través del tiempo: al principio éramos un trío, en 2011 se sumó mi hermana y para la presentación llegamos a ser siete, con violín, cello y teclados”, enumera Martín. Cuando viajan a México, como harán próximamente, a veces van ellos dos solos y tienen también una banda allá.

Con  la entrada de Marilyn, que siempre se encargó del diseño y ahora empezó también a hacer algunos videos, La ciudad bajo la niebla volvió a esa efervescencia que tenían los hermanos cuando armaban el escenario en el living de su casa y jugaban a ser Michael Jackson o Axl Rose. En el tiempo de los ciegos, que tuvo arreglos de cuerdas de Agustín della Croce, es una ópera rock moderna hecha por admiradores de The Zombies, Paul Simon y The Voydz, con una lírica exultante, influencia directa del ritmo alado, místico e idealista del poeta mexicano Amado Nervo (1887-1919): un cóctel barroco y armonioso de influencias que se completa con el inconfundible sonido del sitar que toca Martín Avati: “En los primeros discos me daba mucho pudor meterlo. Pero en un momento me di cuenta de que aunque no haya ido a la India y viva acá, toco el sitar desde hace 12 años. Después de todo, la guitarra eléctrica tampoco es autóctona”.