Los estados brasileños de San Pablo, Minas Gerais y Espíritu Santo reforzarán la vigilancia ante el temor de que la intervención militar en el vecino Río de Janeiro provoque una dispersión de bandas o de operaciones del crimen organizado. Los secretarios de seguridad de esos tres estados del sudeste, la zona más rica y poblada de Brasil, expresaron este jueves esas preocupaciones en una reunión en San Pablo con el ministro de Justicia, Torquato Jardim. Durante la reunión, acordaron que la Policía Rodoviaria (vial) refuerce la seguridad en las carreteras y que haya una cooperación política, financiera y operacional entre esos tres estados y el gobierno federal.