PLáSTICA › “ARTE ARGENTINO Y LATINOAMERICANO DEL SIGLO XX:
SUS INTERRELACIONES”

Viejas relaciones, nuevas miradas

Tres investigadoras de la UBA analizan en un libro premiado las vinculaciones entre arte y política en las décadas del ’40 y el ’50. Internacionalización, estética e ideología.

POR SILVIA DOLINKO *

La ampliación de las reflexiones críticas y la renovada producción de la historiografía del arte local puesta en circulación desde hace unos lustros encuentran en la edición de Arte argentino y latinoamericano del siglo XX: sus interrelaciones un claro exponente. Esta publicación se inscribe en la línea editorial de la Fundación Espigas que da a conocer los trabajos ganadores de los premios a la Investigación en Historia de las Artes Plásticas, llevados a cabo desde 1997 con el auspicio de la Fundación Telefónica.
En ocasión de la séptima edición del premio, el jurado internacional integrado por Mari Carmen Ramírez, Justo Pastor Mellado y Marcelo Pacheco distinguió los trabajos de María Amalia García (Primer Premio), Luisa Fabiana Serviddio (Segundo Premio) y María Cristina Rossi (Mención especial), investigadoras integrantes de la más reciente generación de historiadores del arte argentino. Las tres autoras son licenciadas en artes por la UBA y se encuentran realizando sus tesis doctorales.
Indagando en las vinculaciones entre arte y política, sus trabajos analizan algunas estrategias a través de las cuales, en las décadas del ’40 y ’50, se articularon la circulación de la producción artística y los debates en torno de la hegemonía de ciertos discursos y conceptualizaciones sobre “el arte latinoamericano”.
María Amalia García sostiene en “La construcción del arte abstracto. Impactos e interconexiones entre el internacionalismo cultural paulista y la escena artística argentina. 1949-1953” un relato sobre los programas y acciones de gestores e instituciones culturales –como Jorge Romero Brest o del Instituto de Arte Moderno dirigido por Marcelo De Ridder– en la activación de políticas culturales regionales y su definición de “lo moderno”. La autora plantea que “la heterogeneidad del panorama institucional y crítico vinculado al arte moderno a finales de los años ’40 se redefinió a principios de los ’50 en función de las interconexiones con la escena brasileña, enmarcándose en la abstracción y en la búsqueda de proyección internacional”.
En este sentido, analiza los avatares de los envíos argentinos a las primeras ediciones de la Bienal de San Pablo y sus cruces y enfrentamientos con los programas culturales del peronismo, contrastándolos con las vinculaciones entre formaciones artísticointelectuales de ambos países. Si en 1951 el gobierno argentino impidió la participación en la Bienal, en la siguiente edición presentó un conjunto de obras abstractas que venía a dialogar con otras exposiciones de arte argentino organizadas desde el aparato gubernamental. García demuestra que si a través del panorama artístico se intentaba dar cuenta de un nuevo posicionamiento político, esta acción se vinculaba al despliegue internacionalista del Brasil de posguerra “amenazando” la hegemonía cultural regional que la Argentina había tenido anteriormente. Así, la acción artístico-cultural de la burguesía y el Estado paulista repercutía en el circuito argentino generando nuevas estrategias de promoción artística.
El trabajo de Fabiana Serviddio también analiza aspectos de las relaciones entre políticas internacionales y artísticas, planteando en “Intercambios culturales panamericanos durante la Segunda Guerra Mundial. El viaje de Pettoruti a los EE.UU.” una detallada lectura de un aspecto de la vasta trama de intereses norteamericanos durante la Segunda Guerra Mundial, en momentos de peligro del avance fascista en Latinoamérica. A principios de la década del ’40, en el marco de distintos programas de “intercambios” continentales –noción que la autora se encarga de analizar y relativizar– la administración Roosevelt puso en juego una serie de programasdiplomático-culturales. Emilio Pettoruti, en su doble rol de artista y gestor cultural, fue uno de los latinoamericanos incluidos en la “política del Buen Vecino” que, en su aspecto cultural impulsado por Nelson Rockefeller, invitaba a EE.UU. a personalidades destacadas de la cultura latinoamericana para que, luego, pudieran dar cuenta de sus logros culturales.
A partir de la experiencia de Pettoruti y el efecto de su viaje sobre su reposicionamiento en el campo argentino, Serviddio reflexiona sobre cómo los programas de intercambios durante la Segunda Guerra “permiten pensar el arte y los artistas argentinos desde la problemática de los cruces culturales y estereotipos regionales que funcionaron y funcionan como contexto interpretativo”, y demuestra cómo estos intercambios resultaron fallidos desde el momento en que las lecturas de los gestores culturales norteamericanos no lograron una ajustada comprensión de la modernidad latinoamericana.
Por su parte, María Cristina Rossi analiza distintos debates producidos “en el fuego cruzado entre el realismo y la abstracción”. La encuesta cultural conformó a lo largo del siglo XX una herramienta para sostener concepciones estéticas y posicionamientos ideológicos; aquí, la autora toma como uno de los principales ejes de su trabajo las declaraciones y tomas de posición de algunos artistas en significativos debates que, en torno de la problemática del impacto de lo artístico en la trama de lo social, se desarrollaron en los ’30 y ’40.
Centrándose especialmente en algunas revistas culturales de esos años, confronta las posiciones de los artistas concretos y las de los “realistas”, especialmente a partir del planteo del nuevo realismo berniano. La pregunta por los destinos de la pintura se inscribe en las polémicas internacionales, como la querella parisina difundida por Commune en 1935, y a través de las intervenciones de los artistas argentinos en diversas publicaciones locales como Forma, Contrapunto, Latitud, Arte Concreto Invención o la uruguaya Removedor del taller Torres-García. En ellas se suceden reflexiones sobre las estrategias de disputa por la legitimidad dentro del campo artístico. Estos discursos enfrentados son leídos por Rossi en términos de batallas simbólicas, constituyendo un entramado entre las posiciones de los distintos grupos y “figuras faro” como Siqueiros, Torres-García, Berni o Maldonado, etc. Desde esa perspectiva el trabajo reubica tanto la participación de los artistas latinoamericanos en los debates que trascendían las fronteras locales como las discusiones y estrategias articuladas en el campo argentino.
Partiendo del andamiaje teórico de la historia social del arte y la crítica cultural, y de una metodología de investigación que enfatiza la cuidadosa indagación de fuentes históricas y un trabajo de archivo documental, en estos trabajos se apunta a sostener interpretaciones que revisan y amplían presupuestos sobre este período del arte argentino y latinoamericano, enriqueciendo miradas críticas y proponiendo nuevas lecturas para temas complejos y abiertos a renovadas preguntas e indagaciones. (Arte argentino y latinoamericano del siglo XX: sus interrelaciones, Bs. As., Fundación Espigas, 130 págs.)

* Licenciada en Artes. Becaria del Conicet. Investigadora del Instituto de Teoría e Historia del Arte Julio E. Payró, Facultad de Filosofía y Letras, UBA.

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Sol Argentino, óleo de 1941, de Pettoruti.
 
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