PLáSTICA › LUEGO DE LA SOLICITADA
APARECIDA EL DOMINGO EN PAGINA/12

Las posiciones en disputa

Estalló abiertamente el conflicto interno que viene de arrastre en De la Cárcova, tras la renuncia del rector del IUNA. Un cuadro de situación y los testimonios enfrentados de dos de los principales protagonistas.

Por Graciela Marotta *

La Dirección de Posgrado en Artes Visuales Ernesto de la Cárcova pareciera haberse convertido en el botín de guerra de un grupo de ex funcionarios que la vienen manejando a su antojo desde septiembre de 2003, fecha de la normalización definitiva del IUNA. El IUNA es un joven Instituto Universitario Nacional de Arte que, por distintas razones –la más importante es el que fuera creado sobre las escuelas históricas de arte del país–, nació en medio de arduas disputas.
Hoy, luego de 9 años de poder hegemónico de un rector (Raúl Moneta) que, además de foráneo, resultó ser pésimo administrador y torpe gestor de las políticas académicas y artísticas de la institución, la comunidad entera se encuentra abocada a construir un consenso que le permita al IUNA salir adelante y desarrollarse como merece esta única universidad de arte de Latinoamérica.
En este contexto la actitud de Benavídez Bedoya, quien intenta defender un cargo –director de posgrado– y una autonomía que mantuvo irregularmente, luego de la normalización, es un exabrupto más de los que nos tiene acostumbrados este artista a los miembros de la comunidad del IUNA.
El 5 de julio último se realizó la asamblea universitaria que aceptó la renuncia de Moneta y designó a Rodolfo Agüero como decano a cargo del rectorado, hasta el 16 de agosto, que se llevará a cabo la asamblea que elegirá al nuevo rector. Benavídez Bedoya, al renunciar el rector que lo apañaba, cerró, en época de exámenes, las puertas, pero no las ventanas de De la Cárcova, descuidando así el patrimonio y dejando en la calle a los estudiantes, últimas camadas de graduados como profesores de la Pueyrredón, sin poder rendir sus finales y enfrentándose a ellos, como si se tratara de energúmenos que no son capaces de entender y defender lo que implica una seria formación de posgrado. Benavídez Bedoya es el mismo que no quiso, o no supo, elaborar los posgrados con las exigencias que plantea el ministerio y la Coneau, cuestión esta que hace que hoy en De la Cárcova haya estudiantes cursando seminarios que no le otorgarán título alguno, que viven la agresión permanente de no saber cuál es su situación y la de esta institución, que fue convertida en una parrilla con museo y con aulas descuidadas, que recuerdan lo que fue la escuela. Estas y no otras fueron las razones que llevaron a Agüero a preservar el patrimonio de la Dirección de Posgrado en Artes Visuales en el período de vacaciones invernales.
Ayer De la Cárcova abrió sus puertas y se puso en marcha la posibilidad de concretar en ella las carreras de posgrado que la Dirección de Posgrado del Departamento de Artes Visuales se merece, con el mejor rigor académico de perfeccionamiento y de investigación en las disciplinas artísticas que devienen de este lenguaje visual, elegido por un gran número de jóvenes, para expresar con sus códigos aquello que sin dudas son sus ideas, reflejo de las de su pueblo.

* Consejera superior del IUNA. Vicedecana del Departamento de Artes Visuales del IUNA.

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Por Prof. Alfredo Benavidez Bedoya

Ya desde el primer día de Rodolfo Agüero como decano a cargo del IUNA empezaron los gritos, insultos y violencias de la patota formada por los pocos que en De la Cárcova colaboran con él para anexarla a la Prilidiano Pueyrredón. Según lo reconoce públicamente el decano a cargo, pretende, junto con la patota de la profesora Marotta, apropiarse de una institución que durante cien años ha sido autónoma y autárquica y que gracias a eso no cayó en el caos descontrolado que es actualmente la Pueyrredón. La patoteada llegó a su cenit al cerrar los accesos con fajas de clausura a una escuela que estaba en receso invernal, todo ello sin tener ninguna autoridad que habilite al decano a cargo, quien sólo sirve para llamar a la asamblea universitaria que elegirá al verdadero rector. Patoteada que también sufrió la presidenta de la Academia Nacional de Bellas Artes, Rosa María Ravera, cuando se le ofreció ser candidata a este cargo. Rectorado de la universidad que los artistas plásticos estamos perdiendo por practicar el canibalismo entre nosotros. Patoteros que usan a los que perdieron cuatro veces las elecciones en De la Cárcova y les ofrecen cargos manu militari, que de otro modo nunca podrían alcanzar. Patoteros sin proyecto académico que ambicionan el bar de De la Cárcova, concesionado por licitación pública cuando el barrio era un páramo y ahora se puso de moda y le va muy bien. Y sepan que soy un artista, que no estoy en el negocio gastronómico, que no robo ni dejo robar, ni cobré, ni cobro ni cobraré nunca comisiones. Y si la patota piensa distinto con eso del bar, que lo pongan por escrito, así los mando a Tribunales, que es donde los patoteros tienen que estar. Patoteros conservadores que se opusieron a que el maestro Carpani pintara un mural en De la Cárcova. Patoteros conservadores que diseñaron carreras de posgrado espantosas que fueron rechazadas en instancias superiores. Patoteros conservadores que se opusieron al Programa de Extensión Cultural del artista Oscar Smoje. Patoteros que nombran autoridades coordinadoras vinculadas al que dirigió De la Cárcova durante la dictadura militar. Patoteros que se llenan la boca con De la Cárcova y la terminan entregando a la Pueyrredón. Patoteros que dejan en la calle a decenas de empleados del IUNA desde el primer día de actuación en la película de terror que protagonizan. Patoteros que pueden hacer esto porque muchos artistas no se acercan al sistema de enseñanza porque hay que convivir con patoteros.
Mi tono polémico se debe a que la patota no me amedrenta: si me busca, me encuentra entero. Y si quieren algo más académico, lo tendrán, porque esta polémica recién empieza y me va a encantar rebatir todas las sandeces que los patoteros inventan para disimular su mediocre vocación de desastre y su ambición patológica, productos ambos del fracaso que subyace en sus personalidades ordinarias. Razones académicas no me faltan para enfrentarlos, porque soy uno de los pocos que ha desarrollado actividad proyectual sobre la enseñanza artística universitaria en estos años. Ya nos echaron y están anexando De la Cárcova a la Pueyrredón. Pero esto recién comienza...

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Vista parcial de De la Cárcova, sede de la Dirección de Posgrado en Artes Visuales.
 
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