CULTURA DIGITAL › KIM DOTCOM ESPERA LA EXTRADICIóN A ESTADOS UNIDOS

Volvió el Megagordo

El excéntrico personaje de MegaUpload –detenido por el FBI y acusado de comandar una organización criminal– vuelve contra Obama e invita a no votarlo. De cómo usar la épica para uso personal.

 Por Mariano Blejman

La verdad es que Kim Dotcom dista bastante de ser un referente para la cultura libre. Personaje egocéntrico y millonario exhibicionista, cayó en las fauces del FBI acusado de formar parte de una banda que lucraba con los derechos de propiedad intelectual de la industria del cine y la industria de la música. Cerca de 50 millones de usuarios se vieron perjudicados por el cierre intempestivo del sitio de MegaUpload por parte de los federales estadounidenses, usado para alojar cientos de miles de películas, canciones y vaya uno a saber cuántos backups. El megasitio de intercambio de archivos fue cerrado un día después de que fracasara en Estados Unidos la ley Sopa, que intentaba detener el “robo” de propiedad intelectual a escala global. Muchos otros sitios cerraron en ese momento, producto del efecto cascada.

Y, sin embargo, el Gordito se las ha arreglado para convertirse en algo así como un gurú de la bajada gratuita, que no es lo mismo que la cultura abierta, pero muchas veces se confunde. La cuestión es que Kim se apresta a usar lo que mejor sabe –las redes sociales, la viralización del contenido– para volver a la carga montando una campaña por su libertad y así ganarse el cariño del público (que ya lo tiene, por cierto).

Kim Dotcom acaba de lanzar una nueva campaña anti Obama a través de su sitio kim.com, en donde declara que “el gobierno estadounidense ha declarado una guerra en Internet, millones de megausuarios quieren sus archivos de vuelta. Si MegaUpload no está de nuevo en línea para el 1º de noviembre, ¿votará usted por Obama?”, se pregunta. Entre otras cosas, Kim Dotcom amenaza con comenzar una gran campaña de spam para invitar a 200 millones de e-mails (también conocidos como personas) a unirse al “movimiento”. De pronto, Mega

Upload no es más un sitio web de descargas, sino la bandera de un movimiento, dice. Kim Dotcom es prepotente a la hora de plantarse frente a las cámaras o también a través de Internet: “Un teclado con Internet detrás puede más que mil millones de dólares para una campaña de reelección”, dice Dotcom. La estrategia es clara: autodeclararse inocente y sentirse víctima de una gran conspiración internacional contra la libertad de Internet.

Pero si bien Dotcom le declaró la guerra a Obama, paralelamente abrió una nueva vía de negociación (a la espera de la resolución que podría extraditarlo a Estados Unidos desde Nueva Zelanda) con la gran industria cinematográfica: “Tengo la solución a sus problemas, yo no soy su enemigo”. Dotcom dice que dar un servicio freemium en la nube y darle velocidad de la luz a la transferencia de archivos a la sociedad no es un crimen, sino que beneficia a la evolución de la sociedad. Lo que el Gordito se pregunta en la carta que le escribió a la industria de Hollywood es “¿qué hará Hollywood con los teléfonos inteligentes y las tabletas cuando puedan transferir una película en milisegundos?”.

Dotcom suena algo mesiánico cuando llama a la reflexión a la industria del cine, diciéndoles que aunque tengan problemas con las nuevas tecnologías “Hollywood no puede simplemente tomar las fuerzas armadas alrededor del mundo, raptar a un hombre pacífico de su familia, tirarlo a la cárcel, terminar su negocio sin ningún juicio y no darle derecho a defenderse”. El gordito de MegaUpload está convencido de que las hordas hacktivistas del mundo entero se unirán para salvarlo (¿a él o a Internet?)”. Dotcom está convencido de que la historia está de “nuestro lado”. La Corte de Nueva Zelanda demoró su posible extradición hacia los Estados Unidos hasta marzo de 2013, lo cual fue visto por él como un truco sucio por parte de los Estados Unidos. “Han destruido mi negocio, el tiempo hará el resto.” Es de esperarse.

Dotcom está convencido de que el FBI no tiene ningún tipo de caso en su contra y que se trató de un chivo expiatorio, atacado de noche por 72 policías armados hasta los dientes como si se tratara de Bin Laden, llegando en helicóptero. “Si ellos tuvieran un caso, deberían mostrar las pruebas. Pero si ponen a disposición los descubrimientos verán que no va a haber extradición”, dijo Dotcom en una entrevista ofrecida a The Hollywood Reporter hace unos días por Skype.

Pero el argumento de Kim Dotcom de poner de su lado a los millones de usuarios perjudicados puede volverse en contra de sí mismo, con tan sólo repasar el estilo de vida del gordito de MegaUpload: Dotcom (antes conocido como Schmitz) sobrevivió la primera burbuja, se convirtió en un hacker ostentoso y buscó siempre ponerse en el centro de la escena. El magnate de los archivos colgados en la nube vivía una vida fastuosa, comprando autos grandísimos, usando escopetas de grueso calibre y ostentando su vida lujosa a costa del negocio de otros.

La defensa épica de Kim Dotcom (más allá de lo bien que funcionaba MegaUpload y de la tragedia para millones de usuarios que perdieron sus bienes) difiere bastante de la idea de cultura libre, con licencias abiertas o con derechos de autor con algunos o ningunos derechos reservados como las que se proponen en el sistema de Creative Commons. Kim Dotcom hizo un negocio fantástico, veloz y estable, pero jamás planteó un cambio en los modelos internacionales de propiedad intelectual. En todo caso, los que más perdieron son los 50 millones de usuarios que depositaron buena parte de la memoria digital de su vida en Internet y quedaron totalmente fuera de la historia virtual.

@blejman

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La mansión del opulento Dotcom poco tiene que ver con el mundo de la cultura libre.
 
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