DEPORTES › LOS MEDIOS ESPAÑOLES Y SU VISION DEL FENOMENO

“Quilombo argentino en París”

Por S. F.
Desde París

“Quilombo argentino en París.” Acostumbrados a relatar sus propios triunfos, los medios españoles buscaban un titular con gancho para reflejar la nueva realidad en Roland Garros, la de un torneo con cuatro argentinos amenazando con copar las semifinales. La traducción de la jerga y los modismos locales se hace a veces compleja, y no hubo manera de que los periodistas argentinos convencieran a sus colegas de que “quilombo” no es el término del lunfardo más adecuado para describir lo hecho por sus tenistas.
Aunque, al fin y al cabo, si “quilombo” se tradujera como lío, no estarían los españoles tan desencaminados con el titular: los argentinos están convirtiendo el torneo en un “lío” sin antecedentes. Una figura legendaria como Bud Collins –que hace décadas que comenta tenis para la televisión estadounidense– buscaba rebautizar el “drop-shot”, una de las armas con que David Nalbandian enloquece a sus rivales. “¿No deberíamos hablar de Nalbandian-shot a partir de ahora?”, preguntó el colorido y siempre ocurrente Collins. Nalbandian sonrió y fue modesto en su respuesta: “No lo sé”. Lo que sí sabe Nalbandian es que buena parte de sus compatriotas tienen puestos sus ojos en lo que él y sus tres compatriotas –Guillermo Coria, Gastón Gaudio y Juan Ignacio Chela– hagan en Roland Garros: no hay país en el mundo en el que el tenis tenga tanta difusión y popularidad como en la Argentina de hoy.
Esa “fiebre” se trasladó a muchos medios internacionales que comienzan a tomarse en serio la posibilidad de que cuatro argentinos disputen las semifinales. Ya sucedió hace un año en Hamburgo, y si se diera en París, sería sólo la cuarta vez que cuatro jugadores convierten las semifinales de un Grand Slam en un campeonato nacional. Cada detalle vale para llegar a ese objetivo. La comida casera que su madre y su esposa le cocinan cada noche a Coria, las rutinas que Nalbandian no cambia si las cosas van bien, y tantas costumbres o actos repetitivos que sirven para sostener la confianza. La superstición pesa en el mundo del deporte más de lo que podría imaginarse. Por eso hubo algún respiro de alivio entre los argentinos cuando se supo que Le Quotidien, la revista diaria que edita la organización, pondrá una foto de Amelie Mauresmo en su portada de hoy. Marat Safin –derrotado y atormentado por las ampollas– era la foto de tapa de ayer; Nicolas Escude –borrado con un 6-0 por Coria antes de abandonar por lesión–, la del domingo. Coria tiene claro qué sucedería si los cuatro argentinos avanzan a semifinales: “Los franceses se mueren, seguro”.
¿Y qué piensa Guillermo Vilas, la máxima referencia histórica del tenis argentino, el hombre que jugó cuatro finales y ganó un título en Roland Garros? Acompañado por Phiang Phathu, su esposa tailandesa, el campeón de Roland Garros 1977 sigue al detalle el torneo, que disputa además en su versión de veteranos. Apasionado como es Vilas por el tenis, no dejó de asombrar su fría reacción a la pregunta sobre qué le genera ver a cuatro compatriotas con la posibilidad de avanzar a semifinales.
“No sé si es matemáticamente posible”, comentó. La confirmación de que sí se puede dar no cambió su actitud indiferente. ¿Entusiasma imaginarlo? Molesto por la pregunta, el ex número dos del mundo emprendió la retirada siguiendo los pasos de Phiang Phathu, dejando un “ay Dios, ay Dios...” como único comentario.

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