DEPORTES

Tenerla, dominar y atacar

 Por Juan Sasturain
Desde la casa

La cuestión es, como siempre en este juego, la pelota. Quién hace más goles, claro; pero los goles se hacen con la pelota, hay que disponer de ella en el momento de convertir. Y en buena lógica, basta con tenerla sólo en ese momento. Porque, estratégicamente, se puede prescindir de la posesión mayoritaria, es decir, de “tenerla” uno. El tipo de información a que nos acostumbra este Mundial se detiene regularmente en ese dato: cuánto tiempo dispuso cada uno de los equipos de la pelota; es decir, durante qué porcentaje del tiempo jugado la tuvo en su poder. A veces, la posesión es difícil de medir porque está atomizada en mil pequeñas posesiones de apenas segundos –ambos equipos “la dividen” todo el tiempo–, ya sea por la imprecisión y lo trabado del juego o porque, al contrario, el trámite es abierto, muy veloz, de ida y vuelta con los dos equipos jugados. En otros casos, los adversarios se alternan en posesiones largas, porque “la cuidan”, y el trámite suele ser lento. Y hay una tercera posibilidad que suele ser frecuente: mientras uno la cuida (la atesora, la lleva y trae) y el otro la hace correr con velocidad, la divide rápido.

Y en ninguno de los tres casos, la descripción del tipo de posesión indica quién domina, quién ataca o quién espera y/o especula. Son cosas distintas. Por eso está lo de defenderse con la pelota o sin ella; atacar con la pelota o sin ella. Lo de dominar es otra cosa, más sutil y a veces difícil de precisar. Vale la pena señalarlo: dominar al rival –se ve mejor en el boxeo, en el tenis– es llevarlo al terreno elegido por uno, no dejarlo hacer la de él. Pero se puede dominar sin atacar o atacar sin concretar... Y perder, pese a dominar y atacar.

Dos buenos equipos derrotados en octavos –Ecuador ante Inglaterra y Ghana ante Brasil–, en largos tramos de sus repectivos partidos tuvieron amplia supremacía en la posesión. Además, en el primer tiempo Ghana dominaba el trámite –se jugaba cómo y dónde Ghana quería– y también atacaba. “Asumía riesgos”, dicen ahora los miserables. Y aunque atacaba bien –ponía a sus jugadores con pelota ante el arquero rival–, al no definir, sumar goles, acumulaba riesgos cada vez que no concretaba –la famosa “manta corta” de Tim–, y se regalaba. Su rival, Brasil, sin posesión de la pelota y sin dominar el trámite –no “eligió” jugar de contra, lo llevaron– definió el partido ahí donde no vale el mereciómetro: ganó “en las dos áreas”. Para ser grande hay que tener con qué en esas instancias. Y Brasil lo tiene.

En el caso de Ecuador, se regodeó en la posesión sin dominar realmente el trámite ni atacar casi. Sólo tenerla con serenidad. Parecía conformarse con congelar. Buen toque, pero la suficiencia era casi impotencia. Los ingleses, con poca posesión, tampoco dominaron el trámite –no hubo dominador–, pero atacaron más, desprolijos, desmañados. Lo que se dice “forzaron” el trámite. Y zafaron con un tiro libre notable de un intérprete de lujo, que hizo la diferencia. Ecuador no tenía libreto después: sólo más de lo mismo.

¿Y Argentina? Clasificó en octavos ante México sin la proporción de posesión a la que aspira, sin dominar el trámite en largos tramos y atacando realmente poco. Cuestión de sistema y de jugadores. Ganó igual. Y ganó bien, con una genialidad. Hay que ver cómo se puede tenerla más, mandar nosotros y asustar seguido. De eso se trata: mañana veremos cómo.

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