Un vuelo rasante sobre los registros actualizados de la FIFA arroja varias curiosidades. En América del Sur, Brasil y Argentina –los dos principales exportadores de futbolistas– totalizan entre ambos 474 agentes, casi la misma cantidad que Italia (481), el segundo país con más representantes de jugadores. Los demás del continente vienen muy lejos, liderados por Colombia y Uruguay. Venezuela y Bolivia son los que tienen menos, apenas tres cada uno.

Llama la atención que México, una potencia más compradora que vendedora en los últimos años, pero que cuenta con clubes ubicados entre los de mayor poder adquisitivo de América, apenas registre ocho agentes de jugadores. Pinhas Zahavi, el israelí que es socio de Fernando Hidalgo y Gustavo Arribas en Haz Sport Agency (Haz), con sede en la Argentina, está inscripto en su país. Sus oficinas se encuentran en Tel Aviv. Pero eso no le impidió hacer varios negocios con River.

En España, entre 550 representantes, un puñado son mujeres, y continúa en la nómina el catalán José María Minguella, acaso el más veterano de todos en actividad. En Brasil figura anotado como agente Mario Zagallo, el hijo homónimo del técnico campeón del mundo. Y las grandes potencias económicas mundiales, Estados Unidos, China y Rusia, tienen una cantidad de representantes que se compadece con el nivel del fútbol que practican: 47, 19 y 96, respectivamente. En países tan distintos como Vietnam, Islas Caimán y Corea del Norte, apenas hay uno. Y en Cuba, como era de esperar, ninguno. El fútbol no es profesional.