Dígame la verdad, ¿vino a ver a Bolatti y de paso a la Selección?

–(Risas) No, vine a ver a la Selección, claro, y con la esperanza de que jugara Bolatti. Y al final jugó y clasificó a la Argentina.

–¿Y qué representó para usted que haya sido justamente Bolatti quien cerró el partido frente a Uruguay y nada menos que en el mítico Centenario?

–Una alegría muy grande. El es un jugador que vive para eso y se entrena para eso. Vive para ser el mejor y se entrena para ser el mejor. Además hace todo un desafío de seguir esta temporada en Huracán y ahora está recibiendo el premio. Porque, efectivamente, él tenía dudas de quedarse porque pensaba que el plantel se iba a desarmar y al final acertó, porque se terminaron yendo todos y, bueno, un poco se quedó por los compromisos que tenía con Fatiga (Francisco Russo) y conmigo, con sus compañeros también y por suerte le toca vivir todo esto, que lo va a alentar a seguir en lo que él está.

–¿Este presente de Bolatti se transmite de alguna manera al resto de los integrantes de su plantel?

–Esto le va a traer una mayor ascendencia con los compañeros y con todos, hasta con los rivales. Naturalmente, lo jerarquiza. Pero, sobre todo, creo que es muy importante para él que, seguramente, va a estar más animado y más contento, y eso viene bien para el equipo también.

–Aunque falten ocho meses para que se defina la lista, no quedan dudas de que usted lo imagina a Bolatti en el Mundial...

–Mejor dicho, yo no me imagino a la Selección sin Bolatti. Creo que Bolatti es imprescindible, porque es un jugador que tiene claridad, que tiene precisión, que tiene una capacidad de organización muy particular, que no es común, que además tiene juego en las dos áreas, defiende en la tuya y llega al gol en la contraria. Es un jugador imprescindible, no tengo dudas.