Abogado y licenciado en Ciencias Políticas, Raúl Alvarez dedica buena parte de su jornada a la docencia. Su especialidad es la Teoría del Estado, pero desde una perspectiva crítica, que cuestiona directamente el derecho de propiedad. Con ese bagaje se sumergió a estudiar la basura, su relación con el Estado y con la propiedad. A ese tema llegó antes que por una inquietud académica por su militancia social, acompañando a una organización territorial de José León Suárez, la zona en donde se ubica uno de los rellenos sanitarios de la Ceamse. El producto de esa investigación fue una tesis de maestría que luego devino en el libro La basura es lo más rico que hay (Dunken), recientemente publicado.

Pasó casi cinco años investigando la compleja trama de relaciones y significaciones que se tejen entre los quemeros que hurgan la basura del relleno sanitario de José León Suárez y la propia Ceamse, como aparato del Estado que regula la circulación de buena parte de la basura que se genera en el país. Mientras realizaba su investigación, la Ceamse creó en ese mismo territorio nueve plantas sociales de reciclaje, como una forma de descomprimir la relación cada vez más conflictiva que se daba con los quemeros. Esa conflictividad había llegado a su punto más candente en 2004, cuando se produce la desaparición de Diego Duarte, un joven quemero, en el relleno Norte III, de José León Suárez.

En el transcurso de su trabajo de campo, Alvarez también hurgó la basura junto a los quemeros, y de esa manera interpeló su propia relación con la basura.

Alvarez coincide con la visión de los grupos ambientalistas que plantean que el sistema de enterramiento de la basura está perimido. Sin embargo, entiende que la recuperación (reciclado) de la basura implica un antagonismo social que enfrenta a la población marginal con los sectores sociales dominantes. “Por un lado están los recuperadores, y del otro lado aparece el Estado, pero el Estado no es más que un mediador, el verdadero antagonista de los recuperadores son las empresas que generan la basura, que se niegan a que los recuperadores puedan acceder a ella –señala el investigador–. Hay un antagonismo entre sectores marginales y burguesía capitalista. Pero en este antagonismo el conjunto de la sociedad no es neutral, porque son los titulares a los que les pertenece el medioambiente. Entonces, en el reciclaje hay un segundo antagonismo más general, que es entre contaminantes y contaminados, entre empresas capitalistas contaminantes y el conjunto de la ciudadanía que se ve perjudicado por la contaminación de estas empresas.”