DIALOGOS › ¿POR QUé EZEQUIEL ANDER-EGG?

Un intelectual inclasificable

 Por Verónica Engler

Franciscano agnóstico, amante de la naturaleza y de la vida sencilla. Ezequiel Ander-Egg obtuvo seis títulos de grado y tres de posgrado: realizó estudios de sociología, ciencias políticas, economía, planificación económica, planificación social y pedagogía. La investigación y creación de técnicas de desarrollo social en las que trabajó fueron vitales para el desarrollo de la profesión del Trabajo Social, en su fundamentación técnica y práctica. Es una de las personas que más escribió sobre esta disciplina a nivel mundial. Es sobreviviente de un fusilamiento por parte de la Triple A, además de atentados y persecuciones durante la dictadura, por lo que vivió muchos años exiliado en España. “La vida merece vivirse con un ideal que trasciende la propia vida; lo importante es tener la alegría de vivir”, asume.

Fue director de Desarrollo de la Comunidad en el Consejo Federal de Inversiones, durante el gobierno de Arturo Frondizi, asesor de la Secretaría de Cultura de la Nación, consultor de las Naciones Unidas en planificación nacional y local, de Unicef en política social y de la Unesco para América latina en el campo de la política cultural, entre otros.

Es autor de más de ciento setenta libros sobre temas sociales, económicos y educativos. Una de sus obras más paradigmáticas es Metodología del desarrollo de la comunidad, que se inscribe dentro de la corriente de Economía Humanista liderada por el presbítero Louis-Joseph Lebret. Otros de sus libros destacados son: Metodologías de acción social, Evaluación de servicios y programas sociales, La práctica de la animación sociocultural, Repensando la investigaciónacciónparticipativa, Metodología del trabajo social, El holocausto del hambre, Formas de alienación en la sociedad burguesa y El desafío ecológico, entre otros. “Me importa poder aplicar las ciencias sociales a la solución de problemas prácticos, aunque pensando siempre que, más importante que la ciencia y los métodos de intervención social, es la solidaridad o capacidad de compromiso”, señala.

Reconoce como su gran maestro al filósofo y sociólogo francés Edgar Morin, con quien mantiene una relación de amistad.

Vendió más de tres millones de libros, pero no es millonario, vive de manera más o menos austera, en una casa de Martínez, su centro de operaciones cuando no se halla viajando por el mundo. Dice que su dinero fue destinado al gran sueño de la América latina liberada. En concreto, esto quiere decir que utilizó buena parte de lo obtenido de la venta de sus libros para solventar la educación de sus diecisiete hijas adoptivas.

Fue declarado ciudadano ilustre por la Municipalidad de Bernardo Larroudé, provincia de La Pampa, que es el pueblo en el que nació.

Su casa está organizada con el Feng Shui, energéticamente, practica tai chi chuan todas las mañanas, es naturista y planea vivir hasta los ciento veinte años.

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