ECONOMíA › ARGENTINA NO RECIBIRA MAS CREDITOS PARA AJUSTE

Toda la plata para inversión

Los créditos que el Banco Mundial otorgará a la Argentina en los próximos tres años sumarán 3300 millones de dólares y se orientarán al financiamiento de planes de inversión en el área social, infraestructura, salud y educación, especialmente fuera del área metropolitana. Lo anunció el director del Banco Mundial para el Cono Sur, Axel Van Trotsenburg, en un encuentro con periodistas argentinos en el centro de convenciones Suntec, en el marco de la asamblea conjunta del FMI y del Banco Mundial.

“Los programas de préstamos se empezaron a implementar en junio último y comprenden 3300 millones de dólares para los próximos tres años, orientados a combatir la mortalidad infantil, contribuir con la búsqueda de la salida del Plan Jefes y Jefas, fomentar la educación y ayudar a mejorar la infraestructura”, indicó el funcionario.

Describió que en el 2000 los créditos eran en un 80 por ciento para políticas de ajuste, de rápido desembolso. A partir de 2004, el 70 por ciento de los préstamos fueron de inversión con llamado a licitación incluida, y ahora el 100 por ciento de los préstamos son de inversión, aseguró. “Es la primera vez desde 1980 que los programas de asistencia a la Argentina en su totalidad son a través de créditos de inversión”, señaló.

Por otra parte, el presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz, logró el respaldo que buscaba para su plan anticorrupción, aunque tuvo que revisar algunos de los puntos más conflictivos, a los que se oponían países europeos. La estrategia para luchar contra la corrupción fue aprobada ayer por el Comité de Desarrollo, órgano conjunto del Fondo Monetario Internacional y el BM, en el que están representados los 184 miembros de las entidades.

Con la iniciativa, el Banco pretende luchar de forma más eficaz contra la corrupción en los países en los que concede préstamos, al impulsar programas para identificar y luchar contra posibles irregularidades, un objetivo genérico y ampliamente compartido. Fue la fórmula para lograr ese objetivo la que provocó un tenso tire y afloje de última hora entre Wolfowitz y algunos de los socios del Banco Mundial. La amenaza de congelación de un paquete de ayuda al organismo efectuada la semana pasada por Gran Bretaña es una de las señales políticas más claras de esa lucha tras bambalinas.

En el centro de la polémica se situó la decisión de Wolfowitz de bloquear durante el último año préstamos por más de 1000 millones de dólares a varias naciones en desarrollo por presuntas irregularidades. Varios países europeos, como Gran Bretaña, Francia e Italia, tacharon la medida de unilateral, al señalar que las decisiones de paralizar la ayuda no se habían basado en una amplia consulta con los países miembro. Además, expresaron su preocupación en distintas ocasiones con una estrategia que, según ellos, debilitaría la entrega de ayuda a los más pobres. Wolfowitz insistió en que el objetivo de la campaña no es recortar los préstamos, sino asegurar que llegan a las personas que realmente los necesitan. Según el Banco Mundial, la cifra de sobornos alcanza cada año alrededor de un billón de dólares en todo el mundo. El propio Banco ha descubierto alrededor de 2000 casos de fraude, corrupción y otras prácticas ilícitas en sus proyectos desde 1999.

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