ECONOMíA › LOUSTEAU RECIBIO A LA CAMARA DE BANCOS EXTRANJEROS

Tasas que son duras de roer

En su ronda de encuentros con distintos sectores empresarios, el ministro de Economía, Martín Lousteau, recibió ayer a la cúpula de la Asociación de Bancos de la Argentina, que aglutina a las entidades de capital foráneo. Según los voceros oficiales y privados, uno de los puntos centrales del encuentro consistió en prever cómo se pueden alargar los plazos del crédito para el sector productivo, que están reclamado firmas de casi todos los rubros.

Lousteau ofició de anfitrión junto al secretario de Finanzas, Hugo Secondini, para recibir a los máximos comandos de varias entidades extranjeras y al propio titular de ABA, Mario Vicens: Enrique Cristofani (presidente del Banco Santander Río), Antonio Lozada (HSBC) y Eduardo Spangenberg (Standard Bank), entre otros. La media hora del cónclave, el primero entre el ministro y estos representantes del mundo financiero, no dio demasiado margen para profundizar en ningún tema, pero sí habilitó un repaso sobre algunas cuestiones pendientes.

Resultó insoslayable una mirada a la situación financiera internacional, complicada desde la crisis de las hipotecas de segundo grado en Estados Unidos. A juicio de los banqueros, si bien la tormenta amainó, “todavía hay mucha incertidumbre” en el escenario mundial, lo que abre alguna incógnita respecto de cómo puede impactar internamente cualquier eventual nuevo cimbronazo.

Otro de los puntos de la agenda fue cómo estimular el crédito de largo plazo para el sector productivo, ítem que también resultó difícil de obviar en la reunión después del rosario de quejas que el ministro recibió desde distintos sectores productivos por la falta de financiamiento para la inversión. En el encuentro con el titular del Palacio de Hacienda se esbozó la alternativa de que las empresas que buscan financiamiento puedan también acudir al mercado de capitales, tanto colocando acciones como emitiendo obligaciones negociables.

Atrás parece haber quedado el momento de tensión que los banqueros vivieron con el gobierno de Néstor Kirchner hace unos tres meses a raíz de la suba de las tasas de interés, que para los bancos era una consecuencia natural de la fuga de depositantes (en parte al dólar) y para la ex administración respondía a una inconducta de los banqueros. El conflicto se clausuró con un acuerdo por el cual éstos se comprometieron a contener las tasas en cierto nivel.

En uno de sus últimos discursos públicos, Kirchner se refirió en términos poco amistosos al sector, reprochándole estar “ganando mucho dinero”. Pero el joven ministro de Economía, según aseguran sus allegados, no tendría la misma postura de confrontación hacia los bancos que mostraba el ex presidente.

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