ECONOMíA › PRODUCTORES DE SOJA, GIRASOL Y MAIZ GANAN MAS QUE HACE UN AÑO

Un mar de lamentos que naufragan en la realidad

 Por Roberto Navarro

En julio de 2007 el campo era una fiesta. En el primer semestre de ese año, las ventas de sembradoras aumentaron un 42 por ciento y las de cosechadoras, un 47 por ciento respecto del mismo período de 2006. Las terminales automotrices tenían tres meses de espera para entregar las camionetas 4x4 que utilizan los productores para recorrer sus campos. Inmobiliarias de Puerto Madero señalaban que los agricultores competían con los inversores extranjeros para quedarse con los mejores departamentos de esa zona. ¿Qué cambió para transformar esa extraordinaria bonanza en el mar de lamentos con el que los dirigentes empresarios de la Mesa de Enlace fundamentan el actual lockout? Con los datos del mercado de Chicago y los aranceles de exportación de la Secretaría de Agricultura, PáginaI12 comparó los ingresos de ese momento con los del viernes último. En la soja, los productores reciben un 21 por ciento más que en julio de 2007; en el maíz, un 15 por ciento más; en el girasol, un 9 por ciento arriba. Sólo en el caso del trigo están un 10 por ciento abajo.

Los dirigentes agropecuarios aseguran que sufrieron un fuerte aumento en sus costos, pero los principales gastos de producción están atados al precio de los granos, como el de labranza, el de cosecha y el de comercialización. En el caso de los agroquímicos y fertilizantes, el precio creció, en promedio, un 60 por ciento desde julio de 2007. Pero la participación total de esos gastos en el costo total de producción es, en el promedio de los cuatro granos más importantes, de 17 por ciento. Por lo tanto, su incidencia en los costos fue de un incremento de 10 por ciento: bastante menor a la suba de los ingresos. Es decir que, salvo el trigo, en el resto de los granos los productores están ganando más que cuando el campo era una fiesta.

La soja y el maíz juntos representan el 80 por ciento de la producción. En promedio, esos dos granos aún les proporcionan a los productores –ponderando su participación– un 19,5 por ciento más de ingresos que en julio de 2007. En realidad, más allá de las quejas diarias, la venta de maquinaria agrícola se mantuvo en niveles altísimos durante el primer semestre de 2008, a pesar del conflicto agrario, después de cuatro años de crecimiento. Nadie cambia una máquina de dos millones de dólares todos los años. Y, según las inmobiliarias, los productores siguen siendo excelentes clientes de las mejores zonas de la ciudad Buenos Aires.

Es cierto que por unos meses los productores vivieron una etapa mejor, inédita, acaso irrepetible por la burbuja en los precios de los commodities agrarios, y quieren recuperar ese paraíso excepcional que nació de la especulación financiera internacional, reclamándole al fisco una reducción en los aranceles a la exportación. En el Gobierno afirman que, esta vez, dada la crisis internacional es muy difícil que encuentren eco no sólo en la opinión pública urbana, sino que “tampoco lo tendrían en el Congreso”.

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