ECONOMíA › LA CAíDA DEL CONSUMO DIEZMA LA BUENA VIDA EN EE.UU.

Castigo al “american way of life”

La crisis económica de Estados Unidos ha sacudido tanto la confianza de los consumidores que, acostumbrados a la buena vida, someten ahora su insaciable apetito por las compras a una amarga dieta de frugalidad. Se acabó la fiesta y, en la cultura popular, el miedo ha dado paso a una nueva tesitura en la que los consumidores se libran de sus tarjetas de crédito y “comienzan a vivir dentro de sus medios”.

Basta con recorrer los centros comerciales de Estados Unidos para constatar que el consumo, que conforma poco más del 60 por ciento del Producto Interno Bruto del país, se encuentra en caída libre. Ni los fuertes descuentos de los almacenes, muchos al borde de la quiebra o ya en proceso de cerrar, son un aliciente para el consumo: no hay demanda de pantallas gigantes de televisión ni de ropa de marca ni coches de lujo o productos de alta tecnología.

La caída en el consumo es una respuesta inmediata al desempleo, el alza en los precios del petróleo, la bancarrota, la caída en los precios de las casas y las restricciones del crédito, entre otros males. La crisis aún no ha tocado fondo, pero muchos estadounidenses ya se encuentran en una época de “mera supervivencia”, dijo Howard Davidowitz, presidente de la consultora neoyorquina Davidowitz & Associates, que asesora al sector minorista. “Asistimos a un cambio gigantesco en la cultura popular motivado por el miedo a perder el empleo, miedo a no poder pagar la hipoteca u otros préstamos y malas noticias por todas partes. En los últimos seis años, los estadounidenses gastaron un 6 por ciento más de lo que ganaban y, ahora, en los últimos seis meses, hemos aumentado los ahorros a 3,5 por ciento”, explicó el experto.

Ese mismo miedo, recordó, fue el que provocó una tasa de ahorros del 10 por ciento durante la era de Ronald Reagan, después de que Estados Unidos registrara altas tasas de inflación y desempleo bajo la presidencia de Carter. La recesión de 1981 duró 18 meses, la de ahora lleva 14. Por si fuera poco, los consumidores están enterrados en una deuda de unos 14 billones de dólares, una realidad “que ahora los obliga a comprar menos de todo y a buscar gangas... y las tiendas que responden a esa necesidad son las que sobreviven”, enfatizó. Para Davidowitz, sin embargo, la solución no está en la inyección de 787.000 millones de dólares que el gobierno ha dispuesto para estimular el consumo y la creación de empleos. “Ese plan es una locura, es una imbecilidad, porque la deuda nos ha colocado en esta crisis. No debemos apoyar a los banqueros que crearon esta crisis... creo que cada quien debe vivir dentro de sus medios y que debemos consolidar las industrias y hacerlas más eficientes”, recetó el especialista.

Pero el sociólogo Algernon Austin, del Instituto de Política Económica, cree que el plan de estímulo es “absolutamente necesario” para reactivar la moribunda economía mediante ayudas a individuos, negocios y gobiernos estatales. “Se tiene que ayudar a la gente pobre, que es la que de inmediato gastaría el dinero, y se tiene que ayudar a los gobiernos estatales que por déficit presupuestarios están recortando servicios y despidiendo a empleados. Es urgente invertir en la infraestructura para fortalecer la economía y mejorar la capacidad productiva”, señaló Austin. Una historia poco contada de esta crisis, señaló Austin, es la creciente desigualdad en Estados Unidos. “Parte de la razón por la que los estadounidenses están recurriendo a su patrimonio o el valor de sus casas para extraer dinero es porque sus salarios no alcanzan y eso debe mejorar”, opinó.

Estados Unidos no está solo en esta crisis. Canadá, España, Francia, Italia, Alemania, Japón y el Reino Unido también sufrirán una contracción económica en 2009, dijo Austin. Ese dato, sin embargo, es consuelo de tontos para los estadounidenses, acostumbrados a la gratificación instantánea del consumismo y a tener mucho y de todo. La recesión iniciada en diciembre de 2007 ha soltado las alarmas sobre una nueva realidad pero, si funciona el plan de estímulo, los expertos coinciden en que los estadounidenses podrían ver mejorada su suerte a partir del último trimestre de este año.

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