ECONOMíA › GENERAL MOTORS PIDIó SU ADHESIóN A LA LEY DE QUIEBRAS EN EE.UU.

Un icono en bancarrota

“Les pido a nuestros clientes que no nos abandonen”, convocó el máximo ejecutivo de la automotriz, Fritz Henderson, al anunciar que la empresa se someterá a un doloroso proceso de ajuste para seguir operando. El Estado, con 60 por ciento de las acciones.

Uno de los iconos del poderío industrial estadounidense se declaró en bancarrota. General Motors acudió ayer a un tribunal de Nueva York para pedir su adhesión a la ley de quiebras bajo el capítulo 11. Esa figura legal se asemeja en la Argentina a una convocatoria de acreedores. Es decir, la empresa no desaparece, sino que debe presentar un plan de reestructuración para volver a ser viable. Esa propuesta ya fue elevada a los acreedores, al gobierno de Estados Unidos y al de Canadá, que le dieron su aprobación. La automotriz, que lideró durante 77 años en su mercado de origen, sufrirá un doloroso achicamiento: cerrará allí 14 de sus 47 plantas y dejará sin empleo a 24.000 personas, sobre un plantel actual de 62.000. También abandonará cuatro de sus ocho marcas. Salir en su rescate ya le costó al gobierno de Barack Obama 20.600 millones de dólares y ayer anunció que desembolsará 30.100 millones más, en otra nacionalización forzada por las circunstancias.

“Les pido a nuestros clientes que no nos abandonen. Quiero que nos den otra oportunidad”, convocó ayer el máximo ejecutivo de General Motors, Fritz Henderson. El presidente Barack Obama se esperanzó en que esta operación permita el surgimiento de una empresa fortalecida. “Han elaborado un plan viable y factible, que le dará a esta emblemática compañía estadounidense una oportunidad para brillar de nuevo”, declaró el mandatario por cadena de televisión. Obama defendió la nacionalización: “En medio de la recesión y una profunda crisis financiera, el hundimiento habría tenido un efecto devastador para innumerables estadounidenses y habría causado daños enormes a nuestra economía, más allá de la industria automotriz”. El gobierno pasará a controlar el 60 por ciento del paquete accionario.

“El control por el Estado no es lo que buscábamos ni lo que de-seábamos. Es una salida obligada por el proceso de reestructuración”, explicaron desde la Casa Blanca. Obama señaló que el gobierno no se involucrará en el manejo de los negocios, que seguirá bajo gestión privada. En Washington también dijeron que es “muy prematuro” para determinar si el Estado recuperará todo o parte de los 20.600 millones de dólares de-sembolsados entre diciembre y abril para mantener al grupo con vida. A ese paquete, ahora agregan otros 30.100 millones.

A su vez, el Estado canadiense aportará 9500 millones de dólares y obtendrá el 12 por ciento del capital de la empresa, también en resguardo de las plantas de la automotriz en ese país. El sindicato United Auto Workers (UAW), a quien la compañía le debe 20.600 millones de dólares que debían financiar las prestaciones de salud de los jubilados de la empresa, canjeará esa acreencia por el 17,5 por ciento de la automotriz. Otro 10 por ciento quedará en manos de los acreedores, con bonos por 22.000 millones de dólares.

General Motors precisó ante un tribunal de Nueva York que cuenta con activos por 82.300 millones de dólares y deudas por 172.800 millones. El gobierno se fijó como objetivo sacar a la “nueva GM” del procedimiento judicial de quiebra en un plazo de entre 60 y 90 días. La empresa deberá someterse a un dramático ajuste para ser rentable en un mercado estadounidense de 10 millones de autos por año, mientras que perdía dinero con un mercado de 16 millones de unidades antes de comenzar su reestructuración.

Para empezar, clausurará en Estados Unidos once plantas y cerrará temporalmente otras tres, lo que supondrá la desaparición de otros 24.000 puestos de trabajo. Además, eliminará unos 2400 concesionarios en todo el país para retener poco más de 3600. Y mantendrá sólo cuatro de sus ocho marcas. Se quedará con Chevrolet, Cadillac, Buick y GMC y eliminará (ya sea a través de ventas o simplemente mediante el cierre) Pontiac, Saturn, Saab y Hummer. La compañía vendió 2,98 millones de vehículos en Estados Unidos en 2008, con una participación de 22 por ciento en el mercado.

El achicamiento también quedó reflejado en Wall Street. “No tenemos otra opción que retirar a GM del Dow Jones. Una declaración de quiebra descalifica inmediatamente una acción, al margen de la historia de la empresa o de su papel como icono cultural”, declaró Robert Thomson, jefe de redacción del grupo Dow Jones.

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Barack Obama defendió la nacionalización. “Han elaborado un plan viable y factible”, aseguró.
 
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