ECONOMíA › CONCLUYó AYER LA ASAMBLEA DEL FMI Y EL BANCO MUNDIAL

Pasado el temblor, temen réplicas

La asamblea del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial concluyó ayer con muchas promesas de cambio pendientes y la sensación de que lo peor de la crisis ya pasó. No obstante, los ministros que participaron de ese encuentro en la ciudad de Estambul coincidieron en que las señales de reactivación son todavía débiles. Alertaron que esas mejoras podrían ocultar las semillas de una nueva crisis. En el encuentro quedó también en claro que las economías emergentes, sobre todo asiáticas, se convertirán en la nueva locomotora de la economía global.

Con menos dramatismo que en el encuentro del año pasado, discurrió la asamblea de ambos organismos. Los “brotes verdes”, como se denomina a los primeros signos de recuperación, cambiaron el eje. En este caso, el convite permitió focalizar en el rol de los países emergentes. “Esta es la primera vez que lideran la salida de la crisis”, dijo Augusto de la Torre, economista jefe del BM para América latina. Más explícito, el presidente del HSBC, Stephen Green, previó que “el centro de gravedad económico mundial” está cambiando “de oeste a este”.

En este sentido, los responsables de los dos organismos multilaterales reunidos en la ciudad turca prometieron acelerar la reforma para dar más voz en sus estructuras de poder a los países en desarrollo. Este es uno de los pedidos que más se reiteró en esa cumbre. De hecho, tal como recordó el titular del Fondo, Dominique Strauss-Kahn, los cambios en la representación entre países ricos sobre los emergentes que se aprobó el año pasado, aún no entró en vigencia. Es por eso también, que el traspaso del 5 por ciento adicional de poder de voto que se quiere llevar a cabo en el FMI y el 3 por ciento en el BM podría quedar otra vez en la nada.

Entre los más críticos se encuentra el ministro ecuatoriano de Finanzas, Diego Borja. El funcionario aseguró que, más allá de “echarse flores unos a otros”, las medidas fueron “extremadamente tibias” y no la reforma profunda por la que aboga el mundo en desarrollo. Entre esas medidas, se volvió a la necesidad de mantener los paquetes de estímulo hasta que la recuperación logre afianzarse.

El mensaje de que la recesión está completamente superada no convenció a todos. El Nobel de Economía Joseph Stiglitz señaló que, con tasas de desempleo que superan el 10 por ciento en muchos países, no se puede hacer ese tipo de afirmaciones. La mayoría de los presentes apostó por un incremento del consumo y la demanda doméstica en los países emergentes, en particular de los asiáticos, algo que se espera ayude, en el caso chino, a la apreciación del yuan. Los socios comerciales del gigante asiático volvieron a acusarlo de una ventaja competitiva desleal al mantener artificialmente depreciado el valor de su moneda. Los tipos de cambios fueron incluso otro de los focos del debate en Estambul.

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