El ex ministro de Economía y ex candidato presidencial Roberto Lavagna dijo tener la solución para pagarles el 82 por ciento del salario mínimo a los jubilados que menos perciben: ordenar las cuentas públicas y volver a privatizar Aerolíneas Argentinas. “Entre una compañía estatal vaciada y con déficit y una iniciativa privada, me quedo con la segunda”, optó.

La idea no fue bien recibida, a juzgar por las primeras reacciones.

Juan Pablo Schiavi, secretario de Transporte, sostuvo que “Lavagna ahora está trabajando de lobbista de empresas, buscando conseguir favores de estas firmas, algunas de ellas de dudosa juridicidad”. Jorge Pérez Tamayo, titular de la Asociación de Pilotos, calificó los dichos del ex ministro duhaldista como “una declaración tonta e inoportuna”, de quien “no hizo nada cuando fue ministro para evitar el perjuicio que le infligió Marsans a Aerolíneas”.

No menos explícito que Schiavi fue el diputado nacional Ariel Basteiro, a quien le “parece que el ex ministro tiene una memoria muy frágil, o más bien relaciones con intereses muy poderosos”, recordando que “la crisis de Aerolíneas es producto de la gestión de empresas privadas”.

También hizo oír su voz el secretario general de la Asociación del Personal Aeronáutico, Edgardo Llano, quien dijo que no le “sorprenden las declaraciones de Lavagna, porque siempre, incluso cuando era ministro, hacía lobby para las empresas privadas de aviación; él hizo lo imposible para que Lan entre en Argentina”. Agregó que, además, “Lavagna siempre se jactó de sus buenas relaciones con el Grupo Marsans”.