ECONOMíA › OSCAR VICENTE, PRESIDENTE DE IDEA

Una agonía interminable

 Por Cledis Candelaresi

En diálogo con Página/12, Oscar Vicente sintetizó de modo contundente sus juicios sobre algunas cuestiones clave: que Duhalde prolongue su mandato, las condiciones del Fondo y la renegociación de contratos de las privatizadas.
–¿Hay una crisis de gobernabilidad que pone a riesgo las instituciones?
–Hay una crisis económica por el défault y eso condiciona todo el resto. Por eso hay necesidad de hacer un cambio político. Si los partidos políticos estuvieran definidos, todo sería más fácil. Pero es complicado subir en la pirámide jerárquica de los partidos y el que tiene el poder impone las reglas de juego.
–¿Qué pasa si se extiende la cesación de pagos a los organismos?
–Estaremos un poco peor de lo que estamos. Ya se cortó la financiación al Estado y a las empresas que entraron en défault. Hay un dólar bárbaro, pero desde enero no podemos exportar porque nadie nos financia. Lo que puede ocurrir, además, es que nos dejen de comprar porque los multilaterales lo recomienden, a modo de sanción.
–¿Usted cree que el ministro es tan bueno como lo considera el Presidente y que tiene condiciones políticas?
–No me parece una cuestión relevante. Pero sí creo que es un buen técnico.
–¿Por qué se hizo tan difícil el acuerdo con el Fondo?
–Hay cosas que el Gobierno resiste porque sabe que no las podrá cumplir como, por ejemplo, un aumento en los impuestos. No es que no se acuerde porque no se quiere. Seguramente hay exigencias del Fondo que no son aceptables.
–¿Que Duhalde se quede hasta el 2003 facilita o complica las cosas?
–Hoy cualquier alargue o cambio de plazos complica. Sería prolongar la agonía.
–¿Quién puede ser más problemático para el empresariado: Menem o Rodríguez Saá?
–Son diferentes, no hay duda. Pero la gestión depende más del equipo que armen que de una persona. Menem todavía no definió a nadie. Tiene cuatro candidatos a ministro de Economía y va a decidir a último momento. Ya conocemos su gran capacidad de estratega.
–¿Qué pasará si no se aumentan las tarifas públicas antes de las elecciones?
–Cuanto más tiempo dilatemos las soluciones, el problema será mayor. Va a ser horrible sufrir la degradación de las prestaciones, volver atrás en esto.
–¿No es justo evaluar a cada empresa en función del negocio que tuvo hasta ahora: si reinvirtió ganancias, si las tuvo?
–Eso lo plantean quienes no quieren solucionar el problema. El atraso tarifario es del 100 por ciento, pero lo único que pueden pretender las empresas es una suba del 15 o 20 por ciento. Pero es imposible rever todos los contratos. Ese es un problema para el próximo gobierno.

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