ECONOMíA › LA VUELTA DEL “RUNRUN” DEVALUACIONISTA

Rumores e intereses

 Por Raúl Dellatorre

El jueves último, alrededor del mediodía, circuló por algunos portales de noticias la versión de que el Banco Central había suspendido totalmente la venta de dólares a importadores. Luego se comprobó, simplemente verificando los horarios y continuidad de las operaciones concretadas, que la especie había sido absolutamente falsa. Pero no fue el único intento que se hizo en las últimas dos semanas por provocar un clima que alimentara las expectativas devaluacionistas. Un día antes, o dos, corrió la versión de una “pelea” entre el ministro Axel Kicillof y el titular del Central, Juan Carlos Fábrega, por supuestas diferencias respecto de la política de tasas de interés. Al mismo tiempo, trepaba el precio informado del dólar marginal hacia el borde de los 12 pesos, pero en una secuencia que se había iniciado la semana anterior. Hacia el final de la semana, el paralelo volvió a derrumbarse, como en cada intento de escalar desde fines de enero hasta acá.

Tomados como hechos aislados, no serían más que rumores de corta trayectoria al quedar desacreditados. Sin embargo, no están desvinculados, ni son el principio ni el final de una cadena que cuenta con más eslabones.

Dejando de lado por un momento esa realidad virtual que elaboran los rumores, en el campo real, con protagonistas que dan la cara y asumen los hechos y las palabras, hubo dos acontecimientos que merecen recordarse en este racconto. Uno, la decisión del Banco Central de mover el valor del tipo de cambio oficial, desde los 8,01 pesos en que permanecía clavado hace más de dos meses, al nuevo piso de 8,07 pesos. Una señal respecto de que el dólar no está congelado, pero no se moverá en una secuencia pautada y regular, sino con pequeños saltos sin previo aviso. Es decir, sin facilitarles el negocio a los que especulen. Del otro lado hay que computar la serie de declaraciones de referentes empresarios insistiendo en la “necesidad” de agregarle “competitividad” a la paridad cambiaria, eufemismo que disimula el reclamo de devaluación. A las voces tradicionales de los directivos de la Sociedad Rural (Miguel Etchevehere) y la UIA (Cristiano Rattazzi), se sumó esta vez la del banquero Jorge Brito.

Es una batalla política, entre el intento del gobierno por mantener la estabilidad cambiaria conseguida después de haber pagado con la devaluación el costo de superar el ataque especulativo y representantes de corporaciones que no se conforman con lo obtenido. Seguramente no será éste su último intento.

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