EL MUNDO › OPINION

Ver cómo se hace justicia

Por Ernesto Ekaizer*

El secretario de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, ha dicho que Saddam Hussein será tratado de una manera humana y profesional, conforme a las provisiones de la Convención de Ginebra sobre tratamiento de prisioneros. Pocos días después del ataque norteamericano a Irak, en marzo de 2003, la televisión iraquí exhibió las imágenes de cinco prisioneros norteamericanos que dieron la vuelta al mundo. “La Convención de Ginebra indica que está prohibido fotografiar, amedrentar o humillar a un prisionero de guerra”, señaló Rumsfeld.
¿Qué pasa si se les otorga a Saddam y a los demás militares iraquíes capturados la citada protección?
La Convención de Ginebra (Convenio Tercero), aprobada el 12 de agosto de 1949, establece en su artículo 84 lo siguiente: “Unicamente los tribunales militares podrán juzgar a un prisionero de guerra, a no ser que en la legislación de la potencia detenedora (ocupante) se autorice expresamente a los tribunales civiles que juzguen a un miembro de las Fuerzas Armadas de dicha potencia por una infracción similar a la causante de la acusación contra el prisionero”. Hay que acudir, pues, al Código Unico de Justicia Militar de EE.UU. de 1950 y al Manual de Cortes Militares. La respuesta: los crímenes de guerra deben ser juzgados por cortes marciales. Si Saddam, pues, es prisionero de guerra, debería ser enjuiciado por un tribunal militar norteamericano en Irak.
Hay que aclarar un punto: el tribunal militar tendría como materia el enjuiciamiento de los crímenes de guerra que han tenido lugar durante el conflicto armado empezado por Estados Unidos en la noche del 19 al 20 de marzo de 2003. Pero, claro, juzgar los hechos de esta guerra supone un gran riesgo para EE.UU. y sus aliados. Una parte significativa de las muertes provocadas en la población civil iraquí fue resultado de los bombardeos norteamericanos.
Con todo, la guerra es sólo uno de los asuntos. Están los crímenes contra la humanidad presuntamente cometidos por Saddam Hussein durante su dictadura: la desaparición de 5000 kurdos en 1980, los crímenes durante la primera guerra contra Irán, la presunta masacre contra la minoría kurda del pueblo de Halabja en marzo de 1988 con gas venenoso y nervioso (de 3200 a 5000 civiles muertos), durante la segunda guerra contra Irán, y la utilización de agentes químicos contra los kurdos en agosto de 1988.
La experiencia de Nuremberg sugiere que el Tribunal Militar Internacional juzgó los crímenes de guerra, pero no sólo se limitó a ello. Otros tribunales militares aliados enjuiciaron crímenes perpetrados por el régimen nazi antes de la guerra.
EE.UU., Rusia y Francia apostaron, cada uno en su medida, por Saddam Husein durante los años ‘80. ¿Por qué tendrían interés ahora en un juicio a la Nuremberg? Bush ha sentenciado a Saddam a través de la televisión norteamericana a la pena máxima. “Todas las señales de la administración son claras: no desea un juicio público de los crímenes de Saddam. Existe el riesgo de exponer el grado de corresponsabilidad de EE.UU. y otras potencias”, explicó a este diario Wilder Tayler, de la organización Human Rights Watch. El abogado Federico Andreu, de la Comisión Internacional de Juristas de Ginebra, coincide. Ambos creen que Naciones Unidas debe supervisar el tribunal para juzgar a Saddam, con jueces y fiscales profesionales. “Hay que impartir justicia, pero también se debe ver cómo se hace justicia”, dijo Andreu.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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