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Me enteré a media mañana. Por casualidad llamé a la productora, y Silvia, la secretaria, me contó la noticia. Me dijo que había ya 100 muertos y que era obra de ETA. Me quedé espantado, espeluznado. Nunca había ocurrido nada tan bárbaro. No me planteé dudas sobre la autoría de ETA. Y yo ¿cómo salgo ahora por las calles de Madrid, después de la calumnia de la ministra de Cultura, Pilar del Castillo, tras la gala de los Goya, que dijo que mi película ponía al mismo nivel a etarras y víctimas? Con esa frase me dejó marcado, bajo sospecha. Destrozado por la barbarie, pensé seriamente en largarme fuera de España una temporada. Ya por la tarde, cuando se fue aclarando la autoría de Al Qaida, temí, como luego sucedió, que el gobierno iba a echar la culpa a ETA. El viernes estuve en la manifestación. Espero que aparezca la sensatez en el mundo occidental y que se den cuenta de que con conflictos como el árabe-israelí y las guerras se fomentan el terrorismo y el odio.

* Director de cine.