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Por L. B.
Desde Caracas

El vicepresidente José Vicente Rangel es el segundo en la línea de poder del esquema del gobierno chavista. Tiene 81 años, estuvo exiliado en Chile, donde se casó con una chilena, es periodista y durante muchos años fue el candidato presidencial de la izquierda venezolana. Varios de sus anteriores camaradas, como Pompeyo Márquez y Teodoro Pétcoff, se fueron a la oposición. Rangel es uno de los chavistas más convencidos, lo cual no obsta para que se lo visualice como uno de los dirigentes más inclinado al diálogo político. Esta entrevista se realizó ayer en el edificio de la vicepresidencia, donde ha instalado su bunker para seguir el desarrollo del referéndum, y cuando todavía no había claridad sobre los cómputos definitivos. Si ganabsa la oposición, Rangel se convertiría en presidente de transición, lo que no lo seduce. En ese contexto, aceptó este diálogo donde incluso se plantean los dos escenarios, aunque aclaró que el de la derrota del chavismo era absolutamente imposible.
–¿Cuál será el futuro de la oposición si pierde este referéndum?
–En ese escenario pienso que la oposición tiene la oportunidad de democratizarse y de trabajar para dentro de dos años, porque aquí han trabajado de forma inmediatista con la única condición de sacar a Chávez del gobierno. Ese era su único objetivo. Tienen la oportunidad de convertirse en un interlocutor válido del gobierno. El gobierno, a su vez, tiene que comprometerse a sostener una política de amplitud y diálogo, lo que no implica pactos, ni repartos de ministerios, sino normalizar las relaciones, participar de proyectos legislativos, compartir una política exterior y la orientación de la economía. O sea, normalizar las relaciones que se rompieron en estos años.
–La oposición ha insistido en que no participará de ningún diálogo si no se pone en libertad a los que ellos definen como “presos políticos”.
–Aquí no hay presos políticos. Presos políticos hubo durante los gobiernos de ellos. Aquí lo que hay son personas que sacaron a golpes al gobernador de Táchira, lo vejaron y después se les hizo un proceso. Alfredo Carriles, alcalde de Baruta, también está preso por entrar a la Embajada de Cuba y violar el derecho diplomático. Eso constituye delito y no lo determina el gobierno sino la Justicia. Así que no podemos ordenar que Capriles salga en libertad.
–¿Cómo se vería si usted queda como presidente encargado?
–Aclaremos primero que niego ese supuesto. Pero en ese escenario hipotético, el vicepresidente asume la presidencia. Y lo que haría sería administrar el gobierno bajo los conceptos y con el modelo de este gobierno y convocar al diálogo con la oposición con vistas a las elecciones.
–También en ese escenario habría que convocar a elecciones presidenciales en apenas un mes...
–Y ahí vuelve Chávez, porque no existe otro líder. Mídalo usted con Julio Borges o Enrique Mendoza (dirigentes de la oposición) y a ellos no sólo no los conocen sino que no tienen nivel, no tienen carisma ni espalda para soportar lo que significa gobernar Venezuela.
–¿Cómo sería el chavismo en la oposición?
–Seríamos como cualquier oposición, seria y sin conspiraciones. Ahora le digo que a este país no lo pueden manejar ellos. Chávez es un dique de contención y eso lo entienden los mercados. Lo saben. Los mercados son mucho más inteligentes que los analistas políticos, porque nunca quieren perder.
–Usted critica a la oposición, pero, ¿qué haría usted en ese lugar, que ha sido opositor toda su vida?
–A veces siento nostalgia de la oposición. Es mucho más difícil estar en el gobierno, siempre es más fácil pedir agua que repartirla. Pero, mire,yo dentro del gobierno también hago oposición, aunque no salgo a difundirlo por obvias razones. Si quieren oponerse a Chávez, tienen que hacerlo en el marco democrático y no conspirando. Estos señores de la oposición quisieron conspirar contra un hombre que es el campeón de las conspiraciones. Conspiró durante 10 años en el ejército y nunca fue detectado. Supo llegar al gobierno y calar en la gente porque aplicó una estrategia militar con rasgos políticos y se ganó una base social que estaba excluida en otros gobiernos. Y la oposición quiso enfrentarlo militarmente. Eso es una locura.