EL MUNDO

La ambigüedad norteamericana

Por Aluf Benn *

La incógnita mayor que enfrenta el primer ministro es cómo va actuar Estados Unidos ahora, luego de sufrir un fracaso diplomático en Medio Oriente. La iniciativa que la administración Bush trató de generar ha fracasado. No hay cese de fuego; la iniciativa saudita no revivió el proceso de paz; y tanto Arafat como Sharon han desatendido los llamados de Washington. Funcionarios en Jerusalén se preguntaban qué haría la administración Bush haría: salirse del conflicto y llevar a Zinni a casa, o tratar de profundizar su involucramiento. Y si anuncia el fracaso de Zinni, ¿diría meramente Estados Unidos que “las partes no están listas” o declararía quien es responsable del fracaso? En conversaciones diplomáticas, altos funcionarios de la administración Bush dijeron que Israel ayudó pero los palestinos no. Pero hay una gran distancia entre los mensajes como estos y una declaración pública que culpe a Arafat, lo que es probable que complique los asuntos entre Estados Unidos y sus amigos árabes, como ocurrió luego del encuentro de Camp David. Sharon dejó en claro incluso antes del ataque de Netanya que esperaría sanciones norteamericanas severas contra Arafat en el caso de que fallara un cese de fuego fallara y continuara el terror. Hasta ahora, la administración Bush ha montado tres restricciones a Sharon: “no” expulsar a Arafat, “no” a derribar la Autoridad Palestina, y “no” a reconquistar los territorios. ¿Estados Unidos va a aferrarse a esto? ¿Cómo va a limitar EE.UU. la amplitud de la acción israelí, y cómo se asegurarán esos límites? Contra el fondo de las imágenes de Netanya, la administración se ha abstenido de advertir a Israel y pedir restricciones, dando la señal de que Sharon tiene libertad de acción.

* Columnista de Haaretz.

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