EL MUNDO › QUIEN ES EHUD OLMERT, PRIMER MINISTRO INTERINO DE ISRAEL

El arquitecto que llega tras el halcón

 Por Mercedes López San Miguel

A Ehud Olmert le toca ocupar la silla del hombre al que le fue fiel en las sombras. El viceprimer ministro de Ariel Sharon tiene una buena relación con George W. Bush, fue alcalde de línea dura de Jerusalén, representando esa idea de una ciudad inescindible y perteneciente al Estado judío. Abogado y ex oficial de infantería, al mismo tiempo es señalado como el arquitecto del plan de desconexión de Gaza y un inspirador de la ruptura en el partido derechista Likud al que perteneció junto a Sharon, para crear –juntos– la agrupación de centro Kadima (Adelante, en hebreo).

Más de una vez Olmert estuvo deseoso de que Yasser Arafat fuera “removido” de su cargo, para luego darle crédito al sucesor del histórico líder palestino, Mahmud Abbas, porque “siempre estuvo contra el terrorismo”. Olmert, que pertenece a la vieja guardia de la derecha nacionalista, como alcalde de Jerusalén (de 1993 a 2003), fue una figura simbólica y políticamente reivindicadora de la noción de ciudad como capital indivisible y judía eterna. Durante su mandato fue criticado internacionalmente, entre otras cosas, por proyectos de construcción judíos en la parte árabe oriental de la ciudad (que Israel anexó después de su conquista en el marco de la guerra israelo-árabe de 1967).

“Cuando (Ehud) Barak ofreció la partición de Jerusalén clamé porque se fuera a su casa y organicé la mayor manifestación en la historia de Israel que expulsó a Barak y su gobierno”, dijo a este diario en agosto de 2001.

Hace dos años renunció a la alcaldía para asumir el Ministerio de Comercio del gobierno de Sharon y en 2005 reemplazó a Benjamin Netanyahu en la cartera de Finanzas.

A finales de marzo de 2004 puso frenos a su conservadurismo: antes de que Sharon revelara su decisión de poner punto final a 38 años de ocupación de la Franja de Gaza, de evacuar ese territorio y a los 8000 colonos de sus 21 colonias, Olmert afirmaba que Israel debía “separarse cuanto antes” de los palestinos porque la situación (actual) nos causa un daño enorme”. Estimó que Israel no tenía más remedio que aceptar un Estado palestino al lado si “quería preservar su carácter judío y democrático”.

Nacido en 1945 en Benyamina, al norte de Tel Aviv, Olmert sirvió en un cuerpo de elite del ejército israelí y ejerció como abogado, aunque también tiene títulos de psicología y filosofía de la Universidad Hebrea de Jerusalén. Empezó su carrera política en 1973, a los 28 años, al ingresar a la Knesset (Parlamento), y ocupó cargos en los sucesivos gobiernos del partido Likud. Haciendo valer esta experiencia, presentó su candidatura a la dirección de esa agrupación en 1999 frente a Ariel Sharon, aspiración que quedó trunca. Casado y padre de cuatro hijos, Olmert, de 60 años, se vanagloria de esa carrera parlamentaria y de haber sido desde entonces ministro de las Minorías (1988) y de Sanidad (1990-92), antes de dirigir la alcaldía de Jerusalén.

Los analistas lo señalan como uno de los inspiradores de la ruptura del Likud, para crear una nueva agrupación llamada Kadima, capaz de establecer las fronteras definitivas de Israel con el reconocimiento de una nación palestina. En ese sentido, el viceprimer ministro se desprendió de la vieja ideología de la derecha israelí que abogaba por un “Gran Israel” y arribó a las posiciones moderadas actuales que buscan formas de entendimiento con la dirigencia palestina –sin desechar el uso de la fuerza contra los grupos islámicos radicalizados–.

El problema ahora es el futuro de Kadima, considerada como “el partido de un único dirigente”. La formación, que reúne a políticos provenientes de varias formaciones, disfrutaba antes de la actual coyuntura de una ventaja excepcional en las encuestas, con expectativas de superar los 40 diputados y dejar relegados a los históricos Laborista y Likud.

El propio Olmert, el ex veterano laborista Shimon Peres, la titular de Justicia, Tzipi Livni, o el ministro de Transporte, Meir Shitrit, son los principales aspirantes a liderarlo, pero ninguno de ellos conseguiría losresultados de Sharon. Según una encuesta del Canal 10 realizada después de la operación de Sharon, Kadima obtendría 42 escaños si acudiera a las elecciones de la mano de Peres. Si la candidatura del partido estuviese encabezada por el primer ministro en funciones, Olmert, alcanzaría 40 escaños, y bajo el liderazgo de Livni, 38. En este contexto, Olmert y Kadima son como un barco y su tripulante navegando en aguas tormentosas.

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Ehud Olmert al ingresar ayer al Consejo de Ministros.
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