EL MUNDO

El bizarro payaso que se convirtió en Gran Hermano

 Por Peter Popham *
Desde Roma

Con las elecciones generales a menos de un mes, Silvio Berlusconi apuntó contra uno de los últimos bastiones de objetividad en las ondas radiotelevisivas italianas. El multimillonario de los medios que directamente o indirectamente controla casi toda producción televisiva de la nación describió un programa político neutral como “escandaloso”, preguntándose en voz alta por qué era “tolerado”.

Berlusconi ya se ha superado a sí mismo en su rol familiar de tiro al aire y bizarro payaso, comparándose con Churchill, Napoleón y Jesucristo. Pero su observación más alarmante hasta la fecha la hizo la semana pasada cuando declaró que un programa político de discusión llamado Ballaró, emitido semanalmente en el canal 3 de la RAI, era en realidad propaganda de la oposición de centroizquierda y “captura una audiencia totalmente compuesta de izquierdistas”. Cuando los productores del programa insistieron en que su audiencia era equilibrada, Berlusconi disparó: “Eso es una mentira. El programa es un arma de guerra con informes hechos a medida”. Era una situación “escandalosa”, añadió, y era increíble que el directorio de la RAI, la emisora estatal, lo “tolerara”.

Su ataque alteró a los periodistas de Italia, porque nadie aquí puede olvidar que hace cuatro años, después de ganar la última elección y convertirse en primer ministro, Berlusconi respondió a la crítica de dos de los más respetados e importantes periodistas de la RAI, Enzo Biaggi y Michele Santoro, haciendo que los despidieran. Ayer, el presentador de Ballaró, Giovanni Satoro, eligió a este diario para responder por primera a vez a los comentarios de Berlusconi. Floris, ex corresponsal de la RAI en Nueva York, negó que se estuviera preparando para lo peor. “No, no temo al futuro. Durante los últimos cuatro años de programas, no temí al futuro y no le temo ahora.”

“Cuando Berlusconi se liberó de Santoro y Biaggi, eso fue un golpe contra la libertad de dos importantes periodistas para practicar su profesión. Pero también fue un boomerang para el gobierno porque fue muy criticado, y los jueces se pusieron en contra. De manera que no pudieron hacerlo de nuevo. Así que estamos serenos.”

Además de poseer tres canales privados de Mediaset TV, Berlusconi también controla indirectamente la RAI, dándole, en el último tramo de campaña hacia las elecciones generales, lo que parece ser una ventaja avasalladora sobre sus oponentes. Sin embargo, su capacidad para convertir la programación de la televisión italiana en una única emisión política quedó quebrada desde el comienzo formal de la campaña la semana pasada. Reglas que él trató furiosamente de borrar dictaminan que los principales partidos tienen el mismo tiempo de espacio aéreo. El canal 3 de la RAI, a diferencia de otros canales de la RAI, siempre se alineó con la izquierda. Pero Giovanni Flories niega a rajatabla que, como conductor del principal programa político de canal 3, haya estado haciendo campaña para la centroizquierda.

Ballaró, dijo, siempre ha hecho lo posible por no tomar partido. “Nos hemos manejado bien con el gobierno, la oposición, las grandes empresas”. “No se lo facilitamos a nadie. Nuestra forma de actuar es poner al aire todas las cuestiones que se puedan pensar, pero después le damos al invitado la oportunidad de replicar. Nunca evitamos algo por motivos políticos.”

“En cuanto escuché las observaciones de Berlusconi sobre el programa, me dije, no debe lograr convertirnos en sus enemigos políticos. No nos convertimos en los enemigos de Berlusconi sólo porque él considera que lo somos. No estamos en contra de Berlusconi. Tampoco estamos a favor. Haremos nuestra tarea como periodistas.” El sistema de la televisión italiano dominada por un hombre era, dijo él, “un sistema absurdo. Cualquier ley antimonopólica en cualquier parte del mundo, lo prohibiría. Tenemos un duopolio, ensuciado por el hecho de que el propietario de uno de los dos es un político y, por lo tanto, controla al otro también. El sistema italiano tiene el potencial de matar la libertad”. Pero, añadió, “también puede tolerar la libertad. Muchos periodistas en la RAI y en Mediaset están trabajando con mucha libertad. La gran dificultad es presentar temas en toda su complejidad. En Italia dicen, o se está con Berlusconi o se está en contra, o uno es libre o es esclavo. Pero no es así como es”.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12. Traducción: Celita Doyhambéhère.

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