EL MUNDO › PERFIL DE LA FLAMANTE JUEZA DE LA CORTE SUPREMA DE EE.UU.

Un ejemplo del sueño americano

La candidata de Barack Obama para la Corte Suprema persiguió y consiguió el american dream. Hace 54 años, Sonia Sotomayor nació en un monoblock construido por el Estado en el Bronx, uno de los barrios más pobres de Nueva York. Con esfuerzo y el ejemplo inspirador de su madre –una enfermera viuda que trabajó seis días por semana para poder mandar a sus dos hijos a una escuela privada– llegó becada a Princeton, se lució y siguió escalando hasta la escuela de derecho de Yale, una de las más prestigiosas del país. “Nunca me sentí parte del mundo en el que vivía –contó hace unos años–. Siempre estoy mirando sobre mi hombro, preguntándome si estoy a la altura de la situación.”

A pesar de su diabetes crónica y las dificultades con las que tuvo que crecer, Sotomayor fue siempre una mujer fuerte, demasiado fuerte como para demostrar su inseguridad en los tribunales. Desde que salió de la universidad, de donde se graduó con honores, recorrió todas las instancias del sistema judicial norteamericano y en todas se destacó. Trabajó varios años en una firma privada y más tarde como fiscal en casos de crímenes violentos. En 1991, el presidente George Bush padre la nominó como jueza federal de primera instancia en Nueva York y, a pesar de sus orígenes, parte de la bancada republicana la apoyó en el Senado.

Los padres de Sotomayor nacieron en Puerto Rico y emigraron al Bronx durante la Segunda Guerra Mundial. Su padre murió, un obrero que nunca aprendió inglés, cuando ella tenía nueve años y dejó a su madre sola con dos hijos, ella y su hermano. Su infancia y sus experiencias personales están presentes en todos sus fallos.

Como jueza federal y más tarde como miembro del segundo circuito federal de la Corte de Apelaciones de la Gran Manzana, Sotomayor falló a favor de los trabajadores, las minorías y el aborto, en casos en los que la salud de la madre estaba en peligro. Además, sus compañeros la recuerdan como una persona que se oponía a cualquier tipo de elitismo. “Ella era la jueza que en los tribunales no sólo conocía a sus pares, sino a todos los porteros, a las personas que trabajaban en la cafetería, los trabajadores de la limpieza. Realmente se esforzaba en conocer a todos y llevarse bien con todos”, le contó a CNN su ex secretario de finales de los ’90 Robyn Kar.

Esa es la Sonia Sotomayor cuando no vestía su toga negra. Una mujer alegre, con una sonrisa contagiosa y muy cariñosa con su hija y sus amigos. Pero cuando sube al estrado y asume el rol de jueza federal le cambia la expresión. Se pone seria e incisiva. “Es muy rápida e intelectualmente muy demandante. Les podía hacer pasar un mal momento a los abogados si llegaban a la Corte sin estar realmente preparados”, recordó Kar.

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