EL MUNDO › ZELAYA LLAMó AL PUEBLO HONDUREñO A DESCONOCER AL GOBIERNO DE FACTO

“Venimos en misión de paz”

Como si estuviera dando aliento a los miles de hondureños que se jugaban la vida intentando superar los retenes militares para llegar a la frontera, Zelaya se dirigió constantemente a sus seguidores, a pesar del bloqueo informativo.

El presidente hondureño Manuel Zelaya no paró de hablar ni un segundo ayer. Rodeado de periodistas de todo el mundo y con más de una decena de celulares que se entrecruzaban alrededor suyo constantemente, el protagonista del drama que mantiene en vilo a los hondureños hace casi un mes pasó por todos los estados de ánimo ayer, bronca, empatía, frustración y, ante todo, perseverancia. “Tenemos el derecho y el deber moral de llegar hoy a Honduras”, repitió sin cansarse el mandatario.

Como si estuviera dando aliento a los miles de hondureños que se jugaban la vida intentando superar los retenes militares para llegar a la frontera, Zelaya se dirigía constantemente a sus seguidores, aunque la mayoría nunca llegaría a escuchar sus palabras por el bloqueo informativo impuesto por la dictadura desde el golpe de Estado del 28 de junio pasado. “No tengo temor porque el pueblo podrá pasar hacia la frontera, ya que el pueblo tiene derecho a la insurrección –aseguró, rodeado por decenas de asesores y amigos–. Si me están escuchando en Honduras por algún medio, ya que hay censura, les digo a todos que lo que hace el gobierno de facto es nulo y pueden llegar a la frontera.”

Durante todo el trayecto entre Managua hasta Las Manos y de allí a la frontera, el mandatario se esforzó por desmentir los pronósticos de violencia y sangre, que presenta desde hace días la dictadura hondureña. “La muerte ya está allí, hay muertos, los que dispararon son los militares, vamos en misión de paz”, advirtió el mandatario. “Se tienen que asumir riesgos. Pedirme a mí lo contrario es como si a usted le secuestraran su familia y usted se va a quedar afuera hablando con los amigos. La violencia la usan los golpistas y ellos se pondrán en evidencia si se utiliza la violencia en contra mía.”

En un esfuerzo por atenuar el clima de tensión que imperó en la frontera durante toda la jornada, el mandatario derrocado mostró su mejor cara conciliadora y prometió más diálogo para sus últimos tres meses al frente del gobierno hondureño. “Lo que voy a hacer es llamar al diálogo, hablar con la gente. Soy un hombre de paz”, dijo, mientras esperaba en el paso fronterizo. Incluso, tendió una mano a los militares que lo derrocaron. “Quiero hablar con el Estado Mayor. Ellos tienen sus códigos y yo lo respeto. Pero espero una sabia rectificación; creo que ellos ya saben que no pueden gobernar un país cuyo pueblo no los apoya”, dijo el mandatario, cuidándose de no enojarse demasiado. A sólo unos metros de allí, cientos de soldados y policías lo miraban expectantes.

Durante las horas de la mañana Zelaya aprovechó la atención de las cámaras para hablar del golpe y sus causas. “El fondo del problema es que un grupo de elite hondureña, económico, se opone a las reformas que yo he planteado, entre ellas el aumento del salario mínimo de los trabajadores, el derecho al seguro social obligatorio para las mujeres, el fin del monopolio en el mercado de los combustibles”, recapituló el presidente derrocado. “Se oponen a las reformas y como no pude concertarlas con la empresa privada empezaron a hacer demandas, por eso pedí que le consulten al pueblo, que pusieran una ‘cuarta urna’ (para decidir la convocatoria de una reforma constitucional) y se opusieron”, concluyó.

Una hora después y a apenas kilómetros de llegar a la frontera, Zelaya retomó donde había dejado. “También hay que decir que hay personajes de Estados Unidos como Otto Reich y algunos senadores estadounidenses apoyando el golpe, de eso no tengo la menor duda; no el presidente (Barack) Obama, quien fue muy claro –sentenció el mandatario–. Estados Unidos es un país muy complejo, ahí hay suficientes fuerzas que promueven el retorno de las armas en vez de las urnas y el retorno de la violencia y de los militares en vez de la participación democrática.”

Zelaya aseguró tener pruebas de la participación de los halcones norteamericanos y prometió mostrárselas a Obama cuando haya sido restituido en el poder. “Lo importante de lo que sucedió en Honduras es que se está tratando de detener las reformas sociales en América latina a través de la democracia.”

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Tras ingresar en territorio hondureño, Zelaya, de sombrero, dialoga con el coronel Recarte, enviado por el ejército.
 
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