Soldados de una unidad especial de Estados Unidos mataron ayer por error a cuatro camaradas afganos. Además otros siete uniformados afganos resultaron heridos en los hechos ocurridos en la provincia de Wardak, en el centro de Afganistán, informó un portavoz del gobernador local. A pesar de que la investigación no ha concluido, se cree que se trató de un “malentendido” entre los aliados. La unidad especial estadounidense regresaba durante la noche de una misión y se topó con un puesto de control que los afganos acababan de instalar. En el combate, los soldados estadounidenses estuvieron apoyados por bombarderos de la OTAN.

En tanto, en el este de Afganistán murieron dos soldados y un civil estadounidense en un incidente del que la OTAN en Kabul no freció más datos. Por otra parte dieciséis personas, entre ellas dos soldados, murieron ayer en un atentado suicida contra un retén militar en el noroeste de Pakistán, indicó un funcionario del distrito de Bajaur. Un hombre con una chaqueta llena de explosivos llegó caminando al retén militar de Har, principal localidad del distrito de Bajaur, en las zonas tribales fronterizas con Afganistán, y se hizo estallar, dijo a la AFP el funcionario Izbal Hattak. “El número de víctimas ha aumentado a 16, incluidos dos soldados paramilitares”, dijo. “Otras 23 personas quedaron heridas, seis en un estado crítico”, añadió. Entre los heridos hay un oficial de los servicios de seguridad, dijo Hattak. El kamikaze, al parecer quería acercarse a las oficinas gubernamentales y a los cuarteles militares cuando los soldados lo pararon, dijo. Los soldados estaban requisando al hombre en el momento en que se hizo estallar, precisó el responsable. Esta localidad está ubicada en la montañosa frontera con Afganistán, donde los servicios de Inteligencia presumen que se encuentra la cúpula de la red islamista Al Qaida y de la milicia talibán. El grupo dirigido por el saudita Osama bin Laden es sindicado como el autor del atentado a las Torres Gemelas y al Pentágono en 2001, mientras que los insurgentes extremistas gobernaban Afganistán y fueron derrocados en la invasión estadounidense tras los ataques, acusados de colaborar con Al Qaida.