EL MUNDO › LA DIPUTADA HANIN ZOABI FUE MALTRATADA EN LA KNESSET

Atacada por partida doble

Zoabi estuvo en el barco “Mavi Marmara”, fue detenida y, a causa de sus fueros, excarcelada. Ayer quiso contar lo que pasó en el Parlamento. Los gritos y los empujones de la derecha y el ultranacionalismo se lo impidieron.

 Por María Laura Carpineta

Primero la atacaron los soldados de elite del ejército israelí y después sus compañeros diputados. Hanin Zoabi se paró ayer estoica frente al micrófono de la tribuna de la Knesset e intentó contar su experiencia a bordo del barco turco “Mavi Marmara”, cuando intentaba llegar a las costas de Gaza para romper el bloqueo de su propio gobierno y acercar ayuda humanitaria a sus hermanos árabes. Pero no pudo. Los gritos y los empujones de la derecha y el ultranacionalismo fueron más fuertes. La trataron de “traidora”, “puta” y “solterona de 38 años”, y cuando la situación no dio para más, el presidente del Parlamento levantó la sesión y le asignó dos guardaespaldas a Zoabi. No tenía miedo de lo que le pudiera pasar en la calle, sino en los pasillos cuando se cruzara a sus colegas.

La diputada árabe fue la primera tripulante de la llamada Flotilla de la Libertad en ser liberada, el martes. Como la única representante en la Knesset por el partido de la Asamblea Nacional Demócrata tiene fueros y está protegida. El cargo le permitió salir de la cárcel, pero no hablar desde su banca. “Intentá vivir una semana en la Franja y levantar allá el estandarte del feminismo y de los derechos humanos. Veremos qué te pasa después de una semana en Gaza, veremos cómo tratan allá a una solterona como vos de 38 años. Sos la última que podés darnos lecciones morales”, le gritó desde su asiento Yohanán Plesner, un diputado de Kadima, el partido fundado por el ex primer ministro Ariel Sharon.

Los gritos y los insultos se sucedieron como una catarata hasta que una diputada del partido xenófobo del canciller Avigdor Lieberman perdió los estribos y se lanzó contra Zoabi en la tribuna de la presidencia del cuerpo legislativo. Anastasia Michaeli le intentó sacar el micrófono, pero no tuvo éxito; igual fue suficiente para que levantaran la sesión.

“Fue racista, violento, como siempre que se toca el tema de la ocupación palestina”, explicó a este diario el director del Comité contra la Demolición de Casas israelí, Jeff Halper. Militante del partido Meretz, una fuerza moderada considerada de centroizquierda, Halper siguió la sesión por televisión. “Lamentablemente, no me sorprendió. En Israel, como dentro de la Knesset, la mayoría no entiende la ocupación y por eso el ataque del lunes provocó un odio generalizado contra los activistas”, señaló desde el otro lado del teléfono.

La bronca se apodera del veterano defensor de derechos humanos y es imposible pararlo. “Tres días después del ataque al barco turco es de lo único que se habla en la tele y el Parlamento, pero nadie menciona la palabra ocupación. Los israelíes no hablan de ocupación, sino de seguridad. El argumento que esgrime el gobierno y repite la mayoría es que esa gente venía a invadirnos y tenemos derecho a defendernos. Pero se olvidan de que los botes no iban a territorio israelí, iban directo a Gaza. Eso es lo que los israelíes no entienden: Gaza no es Israel”, aseguró.

Halper fue uno de los pocos que pudieron quebrar el bloqueo israelí sobre la Franja de Gaza. En 2008, junto con unos cuarenta representantes europeos, estadounidenses y latinoamericanos, llegó en barco a las costas del territorio ocupado. “El gobierno israelí no hizo nada, nos dejó pasar. Creo que pensaron que no significaba nada importante”, recordó. Pero un mes y medio después llegaron otros dos barcos con ayuda humanitaria y otro grupo de activistas, y otras flotas empezaron a alistarse. “Ahí fue cuando se dieron cuenta del significado político que tenían las flotas humanitarias y prohibieron todos los futuros viajes”, agregó.

Por entonces gobernaba el primer ministro Ehud Olmert, un líder con un discurso más moderado, hasta que a finales de 2008 ordenó una cruenta invasión a Gaza para, argumentó, detener el lanzamiento de cohetes y misiles a territorio israelí. No tuvo éxito, pero a partir de entonces el bloqueo contra la franja se endureció aún más. “El lunes el gobierno israelí quiso demostrarles a los activistas y al mundo que es imposible romper el bloqueo a Gaza, sin importar las presiones internacionales o humanitarias”, explicó, exhausta, Lea Tsemel, la abogada de derechos humanos que el martes y ayer visitó a los activistas detenidos.

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La diputada árabe fue la primera tripulante de la llamada Flotilla de la Libertad en ser liberada.
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