EL MUNDO › FUJIMORI Y HUMALA CORTEJAN VOTANTES CON ACTOS MULTITUDINARIOS

Cerró la campaña más cerrada

Mientras Fujimori convocó a sus seguidores en la plaza Bolognesi, en el centro de la capital, a no mucha distancia de ahí, Humala llenó la plaza Dos de Mayo. Keiko no mencionó a su padre. Ollanta habló de democracia.

 Por Carlos Noriega

Desde Lima

La noche del jueves se cerró la campaña electoral por la presidencia, la más cerrada del último medio siglo. Keiko Fujimori convocó a sus seguidores en la plaza Bolognesi, en el centro de la capital. A no mucha distancia de ahí, Ollanta Humala llenó la plaza Dos de Mayo. Aunque en Lima la hija del ex dictador Alberto Fujimori tiene más respaldo que el candidato progresista, a la hora de medir fuerzas en la calle en el cierre de campaña ganó Humala.

Esta vez Keiko Fujimori no apeló al recuerdo del gobierno de su padre, el encarcelado ex dictador Alberto Fujimori. Si en la primera vuelta había buscado aglutinar el voto del fujimorismo duro, nostálgico del autoritarismo de Alberto Fujimori, apelando constantemente al recuerdo de su padre, para el ballottage, donde necesita ganar votos más allá de ese núcleo duro, cambió su estrategia de campaña y buscó distanciarse del pesado legado de autoritarismo, violaciones a los derechos humanos y corrupción de su padre. Eso fue evidente en su mitin de cierre de campaña, en el que evitó los elogios al régimen de su padre. Pero la figura de Alberto Fujimori estuvo presente todo el tiempo en el mitin de su hija. El coro de “chino, chino, chino”, en recuerdo al jefe del fujimorismo, subía desde la multitud hasta el estrado en el que hablaba Keiko. Tal vez entusiasmado con esos gritos, el derechista Pedro Pablo Kuczynski, que en la primera vuelta quedó en tercer lugar, con 18 por ciento, y que se ha sumado a la candidatura fujimorista, se salió del libreto de obviar en los discursos a Alberto Fujimori y dijo, en su discurso que precedió al de la candidata, que Keiko gobernaría como su papá.

Keiko prometió un gobierno de concertación nacional, defender la democracia y la libertad de prensa, respetar los derechos humanos, luchar contra la corrupción, defender los derechos laborales, es decir todo lo contrario a lo que se hizo en la dictadura fujimorista de los años ’90. Muy cerca de ella la escuchaban sus más cercanos colaboradores, todos ellos importantes funcionarios de esa dictadura. La candidata fujimorista atacó a Humala acusándolo de estar financiado por el presidente venezolano Hugo Chávez. “Existen testimonios que prueban ese financiamiento”, disparó y la gente se volcó en aplausos. Lo que no dijo la candidata es que esos testimonios que mencionó, y que nunca han sido comprobados, se refieren a la campaña de 2006 y no a la actual. Los gritos de “chino, chino, chino” se seguían escuchando entre los fujimoristas que agitaban banderas naranjas, el color que distingue al fujimorismo, cuando la candidata terminó su discurso.

No muy lejos de la concentración fujimorista, los seguidores de Humala abarrotaban la plaza Dos de Mayo, tradicional escenario de las manifestaciones sindicales. Banderas peruanas, otras con los colores del arco iris que representan al Imperio Inca y muchas banderas blancas con la O de Ollanta, símbolo de la agrupación Gana Perú que postula a Humala, escrita en rojo, se desplegaban al viento. El entusiasmo colmaba la plaza. En el estrado, levantado en la fachada del local de la Central General de Trabajadores del Perú (CGTP), la principal central sindical del país, acompañaban a Humala los dirigentes de su agrupación y varias de las personalidades políticas e intelectuales que no votaron por el candidato progresista en primera vuelta y que le han dado su respaldo para el ballottage. Entre ellos se destacaba la figura del ex presidente de centroderecha Alejandro Toledo (2001-2006), cuarto en primera vuelta con 15 por ciento, que ha dado su apoyo a Humala diciendo que se debe impedir el retorno de la dictadura fujimorista. Toledo habló unos minutos antes de que lo hiciera el candidato. “Vengo a ratificar nuestro apoyo sin ambigüedades a la candidatura de Ollanta Humala. Hay que impedir el regreso de la corrupción, de la mafia que dio un golpe de Estado”, dijo refiriéndose a un posible triunfo del fujimorismo. Junto a Humala, también estuvo Alvaro Vargas Llosa, hijo del Premio Nobel Mario Vargas Llosa, que llegó con un mensaje de su padre respaldando la candidatura de Humala y que la multitud recibió con aplausos. “Sí se puede, sí se puede”, coreó la multitud para recibir a su candidato. Humala habló poco más de 30 minutos. “Nuestro compromiso es con la democracia y con el crecimiento con inclusión”, comenzó. Y sobre esos dos puntos, defender la democracia ante la amenaza del autoritarismo fujimorista, y sus propuesta para mejorar la distribución de los ingresos que deja el crecimiento económico, giró su último discurso de campaña, que arrancó numerosos aplausos de la multitud. Cuando terminó su último discurso de campaña, Humala bajó a la plaza y la multitud lo paseó en andas, mientras coreaba “Sí se puede, sí se puede, Ollanta presidente”.

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Simpatizantes de Keiko festejan en el cierre de campaña en la plaza Bolognesi.
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