EL MUNDO › EL DOBLE JUEGO DE LAS POTENCIAS

El rol de Europa y EE.UU.

La caída del régimen de Muammar Khadafi abre un abanico de cuestiones que salpican a países miembro de la OTAN. Tony Blair jugó un papel importante en el regreso del líder libio al escenario internacional. El ex primer ministro británico voló a Libia en 2004 para reunirse con Khadafi. En ese momento, elogió al presidente libio por haber comenzado con un programa para terminar con armas químicas y nucleares e hizo hincapié en la necesidad de generar alianzas, en materia de seguridad, a partir de los ataques terroristas del 11 de septiembre. Gran Bretaña le vendió a Libia cerca de 55 millones de dólares en equipos militares en 2010, según estadísticas del Ministerio de Relaciones Exteriores de ese país. Entre las armas figuran rifles para francotiradores, vehículos blindados, munición para controlar protestas y gases lacrimógenos. “¿Qué pensó la Cancillería que Khadafi iba a hacer con esos rifles y granadas de gas lacrimógeno?”, preguntó el diario británico The Guardian. A pesar de que el gobierno encabezado por David Cameron ha revocado licencias de exportación a Libia, a raíz de la violencia imperante en ese país, muchos dicen que las mismas armas y equipos que Gran Bretaña vendió a Libia fueron usadas contra la población civil. Otros dedos apuntan a la Special Air Service (SAS, según sus siglas en inglés), cuerpo de elite que habría capacitado a los soldados libios en la lucha y la vigilancia del terrorismo. Robin Horsfall, un ex soldado de la SAS, reconoció que esa contribución había sido un error: “La gente morirá como resultado de esta decisión”, advirtió.

Desde que Abdel Baset al Megrahi fuera juzgado y condenado por el atentado de 1988 contra el Vuelo 103 de Pan Am, en Lockerbie, tanto Escocia como Estados Unidos acusaron a los legisladores de Gran Bretaña de apoyar la libertad de los libios a cambio de acuerdos petroleros. El ex agente de Inteligencia libio fue acusado de colocar una bomba en el avión. La bomba mató a 280 personas, muchos de ellos estudiantes norteamericanos. Washington también supo hacer buenas migas con Khadafi. En 2008, el ex presidente George W. Bush envió a Libia a su jefa de la diplomacia norteamericana, Condoleezza Rice, para que se reuniera con Khadafi. Ese mismo año, la empresa Exxon Mobil, con sede en Texas, firmó un acuerdo de exploración con la National Oil Corp. para la exploración de petróleo frente a las costas de Libia. En los últimos años, Estados Unidos también aprobó la venta de material militar a Libia, dando licencias a empresas privadas de ese país para vender explosivos y otras municiones. El Departamento de Estado norteamericano aún no ha proporcionado cifras del material vendido a Libia durante el gobierno de Obama. Sin embargo, según un funcionario de ese gobierno, el Congreso rechazó una solicitud de 2009 para aprobar una licencia que permitiera el envío de vehículos blindados M113 a Libia.

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