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Los planes de EE.UU. cambian, el infierno para los iraquíes no

“Recen por nosotros”, dijo desesperada Neriman Haddad, madre de dos hijas y vecina del noroeste de Bagdad, a un periodista del servicio árabe de la BBC. La lluvia de bombas y misiles del viernes continuó ayer en forma de fuertes chaparrones aislados: tres ráfagas de ataques, el primero de ellos diurno, en las que más de 500 misiles crucero y 700 “bombas de precisión” cayeron en varias zonas de Bagdad y, según testimonios en esa ciudad, ya no se trata de los edificios del régimen, sino de zonas residenciales (como Al Qasidiya, en el sureste), lo que aumenta la probabilidad de bajas civiles. En parte de la ciudad se cortó la luz. El gobierno iraquí dijo que el ataque del viernes dejó tres muertos y 270 heridos. Pero el frente más duro fue ayer el del sur de Irak.
Las fuerzas británicas y norteamericanas todavía no tomaron la ciudad de Basora, donde los iraquíes resisten fuertemente en la zona céntrica, y la cadena de televisión de Qatar Al Jazeera mostró el desastre en la ciudad: 50 muertos, entre ellos niños envueltos en sangre, con el cuerpo y la cabeza destrozados por las explosiones, y el casco urbano sin agua corriente ni electricidad. Las tropas invasoras tomaron la ciudad de Nasiriya, al norte de Basora. “La ofensiva avanzó ayer en la cuarta parte de tiempo la misma distancia que la maniobra más larga de la Guerra del Golfo en 1991”, dijo exultante el comandante de las fuerzas norteamericanas, general Tommy Franks. Según Franks, las tropas norteamericanas ya avanzaron 180 kilómetros. Según la CNN, están a sólo 250 kilómetros de Bagdad. La toma de Nasiriya era clave para garantizar el paso de las tropas, ya que allí está el puente sobre el río Eufrates de la autopista principal que une a Basora con Bagdad.
Entonces, ¿qué pasa en Basora, donde hasta cayeron varios misiles, según Al Jazeera? “No pensamos atravesar Basora y crear confrontaciones en esa ciudad”, admitió Franks. El portavoz de las fuerzas británicas, teniente coronel Chris Vernon, explicó que en el centro de Basora hay numerosos iraquíes de civil que luchan calle por calle “con tácticas guerrilleras. Y nosotros no entraremos en zonas urbanas a menos que sea necesario”.
Entre el primer y el segundo bombardeo nocturno de ayer sobre Bagdad, Saddam Hussein volvió a aparecer en televisión con la plana mayor de su régimen. Según los iraquíes, dos pilotos norteamericanos fueron capturados y unos 21 misiles crucero interceptados. Según el general Franks, en la ofensiva ya han sido capturados entre “1000 y 2000 prisioneros de guerra, y otros miles desertaron”, además de los 8000 o 10.000 que se rindieron anteayer.
Allí, hacia donde marchan las tropas británicas y norteamericanas, mientras el sur y el oeste de la ciudad humean, el infierno nocturno volvió a repetirse. Y peor aún, porque los blancos ya no se concentraron solamente en edificios gubernamentales, sino que estallaron bombas en la zona sureste y noroeste de la ciudad, que en su mayor parte son zonas residenciales. Diversos corresponsales pudieron comprobar una gran cantidad de enseres domésticos desparramados por las calles, pero no se puede saber cuál fue la cantidad de muertos. Las cifras dadas por los iraquíes corresponden a los bombardeos del viernes.
La cifra de los muertos por parte de las tropas invasoras ascendió a 25, luego de la muerte de cuatro marines en una misión de reconocimiento en el centro de Irak (no se especificó si fue en combate) y seis británicos y un norteamericano que murieron en un accidente en el que dos helicópteros Sea King chocaron sobre el Golfo Pérsico. La CNN informó que seis soldados norteamericanos fueron heridos gravemente en Kuwait en un atentado con granadas lanzado por un grupo de desconocidos que pretendía alcanzar a un alto mando norteamericano.
En el norte de Irak continuaron cayendo misiles sobre Mosul y Kirkuk. Las fuerzas norteamericanas bombardearon en la madrugada del sábado posiciones del grupo extremista musulmán Ansar al Islam y del grupo kurdo islamista Komala Islami, en el norte iraquí (fuera del control de Saddam), cerca de la frontera con Irán. Según diversas fuentes, hubo 45 muertos. Esto ocurrió luego de la explosión de un coche bomba que mató a nueve personas, entre ellas a un periodista australiano.
Desde la residencia de Camp David, el presidente norteamericano George Bush volvió a abrir el paraguas. “Es una campaña en un duro terreno, en un país enorme, que podría durar más tiempo y ser más difícil de lo que algunos han pronosticado.” Según el New York Times, el hecho de que Bush no haya alterado su rutina de pasar el fin de semana en Camp David es una forma de despegarse ante la posibilidad de que no todo esté saliendo como lo planeado. El anuncio del envío de 30.000 efectivos de la Cuarta División de Infantería de Estados Unidos al Golfo el fin de semana próximo también sugiere que la guerra no durará una semana, como los más optimistas en Washington auguraban. Eso sí: para los civiles iraquíes, todo sí parece salir según lo esperado.

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