El presidente ucraniano, Petro Poroshenko, mostró ayer en una conferencia internacional pasaportes de soldados rusos, que servirían como prueba de la presencia militar de ese país en Ucrania. Según el mandatario, los documentos encontrados por personal militar local pertenecerían a rusos que colaboran con los separatistas de Lugansk y Donetsk.

El mandatario acusó directamente a Rusia de ingresar tropas a su territorio y anexionarse de facto una gran porción del mismo. “Traje pasaportes y documentos que se les han ‘perdido’ a soldados y oficiales rusos”, afirmó Poroshenko, quien agregó que Ucrania no necesita de una operación de mantenimiento de la paz, sino un alto el fuego y la retirada de tropas extranjeras de su territorio.

Esta es la segunda ocasión en que el mandatario ucraniano apela a este tipo de recursos. En enero pasado, Poroshenko llevó al Foro Económico de Davos un fragmento del revestimiento metálico de un autobús que explotó en el este de Ucrania, a pesa de que investigaciones preliminares apuntaban a que lo más probable es que los responsables del propio ataque fueron los propios militares ucranianos.

Por su parte, el ministro ucraniano de Exteriores, Pavel Klimkin, descartó ayer la ruptura de las relaciones diplomáticas con Rusia y dijo que esa decisión dificultaría un acuerdo con los separatistas. “Si Ucrania rompe relaciones, destruirá el formato negociador y pondrá bajo amenaza los acuerdos de paz de Minsk, que, a la vista de los últimos sucesos, es lo que buscan los terroristas (separatistas prorrusos)”, dijo el funcionario. Además, señaló que Rusia debe ser parte indeclinable de la solución del conflicto y, precisamente, por ese motivo, Rusia junto a Ucrania y la Organización para la Cooperación y Seguridad en Europa (OCSE) forman parte del Grupo de Contacto de Minsk.

Kiev anunció que prohibirá a partir del próximo 1º de marzo la entrada en su territorio nacional a los ciudadanos rusos si no presentan pasaporte, cuando ahora es suficiente con un documento que acredite su identidad. Además, advirtió que no aceptará ningún acuerdo de paz que amenace su integridad territorial, mientras que los separatistas se niegan –por el momento– a renunciar a sus aspiraciones independentistas.