EL MUNDO

En la televisión de Saddam es inminente la victoria

Francisco Peregil
Desde Bagdad

Bastan cuatro horas seguidas viendo los dos canales de la televisión iraquí para convencerse de que Irak ganará la guerra. A las tres de la tarde, en el primer canal, se retransmitía el discurso de Saddam Hussein. En el canal Shabab o de la Juventud, el cantante Abed Falak, famoso en el país, aparece cada dos por tres con una canción que no dejó de sonar en la tele desde los dos últimos meses: “No aceptamos a nadie más que a ti, no queremos a nadie más, el pueblo está contigo y el profeta y los familiares del profeta están con nosotros. Nos hiciste vestirnos de gloria. Tú eres nuestro padre, nuestros ojos y todo el pueblo está contigo. Hemos preguntado a nuestros sables y esta fue la respuesta: vamos a luchar hasta el último aliento, todos decimos eso”.
Para ilustrar la canción sirven las mismas imágenes que se vinieron repitiendo una y otra vez las últimas semanas: Hussein saludando a niñas que bailan ofreciéndole flores, Hussein blandiendo su escopeta en dirección al cielo. Es como si el ritmo de la canción se ajustara a los movimientos de su mano derecha.
En el mismo canal de la Juventud, un periodista vestido de militar le comenta a un analista civil: “Después de cuatro días, las fuerzas americanas están a punto de derrumbarse”. Mientras charlan, se pueden leer los créditos de las recompensas que anunció el presidente de la nación hace tres días: cien millones de dinares (33.000 dólares) a quien derribe un avión. La mitad del dinero si se trata de un helicóptero. A quien capture vivo a un militar enemigo, 50 millones de dinares. Si lo trae muerto, 25.
En ningún informativo se comenta si se encontraron o no a alguno de los dos supuestos pilotos que el domingo andaban buscando a las orillas del Tigris cinco barcas con soldados que disparaban al agua y cientos de jóvenes. Hoy el tema parecía zanjado.
–En cinco días se rompieron todos los escenarios que habían previstos los americanos –comenta el analista vestido civil.
–¿Y qué me dice de los Estados árabes que vergonzosamente cooperan con Estados Unidos? –pregunta el periodista vestido de militar.
–Que no se dan cuenta de que los Estados Unidos no necesitan amigos sino criados, esclavos.
Después aparecen imágenes de dos helicópteros Apache mientras informan de que el ciudadano iraquí Ali Ubaid y sus hermanos les dispararon con simples fusiles y los abatieron. La idea que queda clara es que los artefactos americanos están al alcance de cualquiera. Y la recompensa, también.
Un cantante famoso, Kasim Al Sultan, canta con un kalasnikov, en medio de soldados armados: “Estamos contigo, hasta el último aliento. Nuestros pechos son escudos. Toma la bandera y métete en la guerra. El santo Hussein (mártir de los chiítas) va a protegernos”. Después un poeta recita unos versos: “Has vestido a Bagdad de oro. Tu mano derecha es el sable de los árabes. Cortarás el cuello de los judíos”.
Y después, otro cantante: “Eres nuestro padre. Tenemos que agradecerte todo. Nos educaste hace muchos años. Moriremos por ti. Eres nuestros ojos. Eres nuestro bienestar, de tus manos hemos bebido. Bajo tu sombra hemos crecido. Tu cara alumbró la casa. Los americanos y los israelíes van a desaparecer”.
Suenan las bombas en Bagdad, pero nunca en la tele. Otro artista de renombre, Hatem Al Iraquí, uno de los pocos sin bigote, canta: “Si todo el mundo amara así a su pueblo, no habría lágrimas. Te mereces que cantemos para ti. Sabes cuánto te queremos. Cuando te vemos reír, estamos muy bien”.
A las cuatro menos diez, en el canal de la Juventud, otro poeta recita: “Cuando Saddam anda entre nosotros somos como lanzas. Vamos a vencer a losamericanos. Hemos aguantado mucho y hemos andado por muchas calles. Pero no nos hemos cansados. Detrás de ti seguiremos”.
El informativo de las cuatro de la tarde informa: “Saddam se encontró en el sur con el responsable militar de la zona, y con Yehia al Ubaidi, y con su hijo, responsable de la zona media del país y de la guardia republicana”. De nuevo, en el resumen de noticias, el periodista recuerda las recompensas que ofrece el presidente por las capturas.
La segunda noticia es que el ministro de Exteriores, Naji Sabri, confirmó que encontraron un misil en la zona sur de Irak, fabricado en Israel. Después el periodista comenta: “Ayer (por el domingo) fue un día negro para los americanos: perdieron muchas vidas. Las familias de los capturados y de los muertos derramaron lágrimas. Una mujer mexicana con el hijo preso reivindicó que Bush pare la guerra”.

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